La pérdida del liderato del Bayern a manos del Borussia Dortmund -tras una derrota contra el Mainz 05 por 3-1 en un partido en el que los 'bávaros' jugaron su peor partido de la última década- ha revuelto aún más una crisis que atraviesa todo el club, desde la cúpula hasta la plantilla.
Lo que ha estallado ahora se venía cocinando desde hace por lo menos dos temporadas cuando el entonces entrenador Hansi Flick -que estaba en abierta disputa con el director deportivo Hasan Salihamidzic- optó por dejar el club para convertirse en seleccionador alemán.
Flick, que había ganado el triple en su primera temporada -en la que paso de ser segundo entrenador para relevar al cesado Niko Kovac- estaba descontento con la política de fichajes y lo repitió varias veces públicamente.
En su segunda temporada la plantilla, insistía Flick, había perdido calidad. La marcha de Thiago Alcántara, al Liverpool, de David Alaba, al Real Madrid, y la no ejecución de la opción de compra que tenía el Bayern por Philipe Coutinho e Ivan Perisic solo se compensó en parte.
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Además, como lo repetía constantemente Flick, el Bayern seguía teniendo sólo un lateral derecho que era Benjamin Pavard cuya lesión lo había obligado a trasladar en la fase final de la temporada del triple a Joshua Kimmich a esa demarcación.
Entre tanto -ya con Flick ausente- Salihamidzic parece haberse tomado demasiado en serio en esa petición y ahora el Bayern tiene cuatro jugadores -sin contar a Kimmich- que pueden jugar en el lateral derecho.
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En cambio, no se tomaron medidas para compensar la marcha de Robert Lewandowski al Barcelona. Esto último se pasó por alto en la primera mitad de la temporada cuando las cosas parecieron funcionar.
Tras la pausa por el Mundial, en cambio, cuando el Bayern entró en un agujero del parece no haber salido, todo el mundo empezó a acordarse de que Lewandowski se había marchado. A ello ayudó sin duda la racha de lesiones de Eric Maxim Choupo Moting que dejó al Bayern sin delantero centro.
Pero además los otros delanteros entraron en una sequía goleadora casi sin precedentes. La ocasión desperdiciada por Leroy Sané en el primer tiempo contra el City en la vuelta de la Liga de Campeones, que hubiera podido abrir esperanzas, es ahora en todas partes interpretada como un síntoma.
También es cierto que la fortuna no ha ayudado. La lesión de Manuel Neuer se atravesó en la planificación del Bayern. El club reaccionó fichando a Yann Sommer lo que en un primer momento fue visto como un acierto, a menos a corto plazo.
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Neuer mismo elogió las condiciones de Sommer como portero, aunque dijo que su ausencia también hubiera podido ser cubierta por su suplente habitual Sven Ullreich.
Ahora Sommer también se ha convertido en blanco de críticas desde el primer gol del City -marcado por Rodrigo- en el partido de ida. El debate acerca de si Neuer, que mide 1,93 metros frente a los 1,83 de Sommer, no hubiese llegado a esa pelota.
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La misma discusión se dio después con el gol del empate del Hoffenheim, marcado de falta por Andrezj Kramaric, en la Bundesliga.
En el último partido, contra el Mainz 05, el problema no fue de estatura sino que Sommer cometió un error garrafal ante un disparo que sólo paró a medias y que puso en la cabeza de Ludovic Ajorque, quien marcó sin problemas.
Todo ello contribuye a una situación de inseguridad que atraviesa toda la plantilla. El cese de Julian Nagelsmann como entrenador llegó después de que el Dortmund le descontase diez puntos al Bayern.
Thomas Tuchel llegó sin tiempo para darle su sello al equipo. Su primer partido, ante el Dortmund, trajo esperanzas. La victoria por 4-2 le devolvió el liderato al Bayern que ahora ha perdido otra vez, lo mismo que la posibilidad de disputar la Copa de Alemania, eliminado por el Friburgo, y la Liga de Campeones, eliminado por el City.
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Si se miran las cifras -solo dos victorias en siete partidos- el balance de Tuchel es desastroso. En estos días se ha recordado que solo Soren Lerby tiene un balance peor en la historia del Bayern.
Sin embargo el presidente del Consejo Directivo, Oliver Kahn, que también está en el ojo del huracán, ha dicho que el último que debe ser criticado ahora es Tuchel y la emprendido con la plantilla.
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"Más allá de toda discusión táctica, en el campo había once jugadores que tenían la obligación de romperse el culo por el club", dijo Kahn.
Tuchel, que parece desconcertado, ha llegado a la conclusión de que el equipo está agotado psicológicamente -como su hubiera jugado 80 partidos, dijo- y está a la búsqueda de una solución.
Este semana es la primera que tiene Tuchel con el equipo sin partido en el medio. El próximo rival, el domingo, es el colista Hertha Berlín que podría ser una buena victima propiciatoria.
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