Barcelona fue el equipo que llevó el peso del partido y que más ocasiones tuvo de marcar, y sólo en el último tramo del choque encontró el acierto que le fue esquivo antes. El segundo tanto (2-1), el que desniveló el empate (1-1), fue muy protestado por los mallorquinistas, que vieron fuera de juego de Gudjohnsen.
Tuvo un esperanzador inicio el Mallorca, que sorprendió al Barcelona durante muchos minutos, en los que los jugadores de Josep Guardiola estuvieron negados en la creación del juego. De hecho, con el balón lejos de las inmediaciones de Lux, el Mallorca vivió con cierto sosiego durante muchos minutos.
El Barcelona había probado un experimento, como fue la colocación de Víctor Sánchez en el en el eje de la defensa junto a Márquez, con Puyol y Abidal en las bandas. En una de las primeras oportunidades claras del Mallorca, a un error de Touré le siguió otro de Víctor Sánchez y una carrera insuperable de Aduriz, quien se plantó sólo ante Valdés y le batió por alto en el m.15 (0-1).
El Barça, que un minuto antes pudo haberse adelantado en un remate erróneo de Eto'o, vio cómo un desahuciado Mallorca se ponía por delante y con mucho fútbol, debido a que atrás amarró bien a su rival mientras que sus contragolpes eran amenazantes, como otro en el minuto 26 que cortó Abidal.
Otra vez una acción clara de gol de un equipo tuvo una respuesta en el rival en forma de gol, ya que en el minuto 27 el Barcelona empató (1-1) por medio de Henry, quien consiguió un tanto tras un disparo certero, a la salida de un tiro de esquina, el primero del Barça.
Fueron a partir de entonces los mejores minutos del Barcelona, pero muy lejos del fútbol veloz y artístico que es capaz de generar el conjunto de Guardiola. A pesar de la técnica y seguridad que mostraron Hleb y Gudjohnsen, la lentitud de ambos hacía que el balón no sorprendiera casi nunca a los de Gregorio Manzano.
Dos minutos después del gol del empate, una certera combinación barcelonista acabó con un disparo de Touré y una intervención de Lux, de las pocas en las que debió esforzarse el meta, silbado durante todo el partido por las constantes pérdidas de tiempo.
Eto'o tuvo una buena oportunidad en el 49, pero esta vez un defensa del Mallorca repelió el balón. El equipo insular dio un paso atrás claramente y empezó a verlas venir.
Fue entonces cuando el Barcelona tomó el control absoluto del partido, pero sin eficacia. El balón iba y venía de banda a banda pero sin profundidad. Los de Manzano se limitaban a tapar huecos y a robar algún balón para ser letales en el contragolpe, como en el minuto 53 en el que el Mallorca desaprovechó una clara acción de superioridad dentro del área del Barcelona.
Guardiola realizó un par de cambios que le dieron otro talante al Barcelona. Entraron Alves e Iniesta y el Barça ganó profundidad, aunque el segundo tanto barcelonista (2-1), en el 76, obra de Andrés Iniesta, reaparecido tras dos meses de baja, llegó precedido de un posible fuera de juego de Gudjohnsen.
A pesar de las airadas protestas, que se saldaron con una amarilla a Scaloni (fue cambiado inmediatamente porque Manzano temía la expulsión), el gol fue validado por el asistente (2-1) y el Barcelona encontró mayor sosiego en el partido.
La guinda del partido la puso Touré Yaya en una última acción del encuentro, en la que regateó a todo lo que salió al paso y marcó un gran gol de un disparo contundente (3-1).