De franja azul y blanca, la primera equipación de su historia, con el escudo original en el pecho con el que nació en 1903, en la celebración de su 120 aniversario, un cabezazo de Álvaro Morata recondujo la fiesta del Atlético de Madrid en el Metropolitano, reivindicado y decisivo para la remontada al Mallorca, fulminado entre la última jugada de la primera parte, con el 1-1 de Rodrigo De Paul, y la primera de la segunda, antes de la sentencia final de Yannick Carrasco al contragolpe (3-1).
Transformado en la actualidad en el 'cuarto' delantero de la plantilla, por detrás del indiscutible Antoine Griezmann, Memphis Depay e incluso Correa en las preferencias recientes de Simeone, titular nada más en dos de los nueve duelos precedentes (tres de diez con el de este miércoles), el delantero internacional español reencontró el gol seis partidos después. No marcaba desde que también él le dio el triunfo al conjunto rojiblanco en Girona hace mes y medio (0-1).
En el minuto 47, recién comenzado el segundo tiempo, una reválida aún con 1-1 en el marcador, Morata se elevó por encima de su marcador para rematar de forma certera el buen centro de Nahuel Molina. Lo alojó junto al poste, sin un solo margen para la reacción ni la estirada de Rajkovic, el mejor de su equipo durante varios tramos, para el 2-1 dentro de la tensión que suponía el 1-1 del primer acto.
Ya sí después, en el minuto 77, Carrasco se recorrió casi todo el campo, sin oposición, lanzado por Griezmann desde su área, para zanjar los puntos y el cumpleaños del Atlético, que aún insiste en la segunda posición del Real Madrid, a dos puntos de distancia con 21 por disputarse, mientras su momento luce con fuerza, más allá de la derrota puntual del Camp Nou. Ha ganado diez de sus últimos doce choques de Liga. Dos de los tres pases de gol, el del 1-1 y el del 3-1, fueron del jugador total francés.
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Y eso que, últimamente, por momentos, flojea algo en defensa. Lo sintió en el Camp Nou. Y reincidió este miércoles. Un instante. Y lo penalizó. El gol del Mallorca fue una evidencia. Ni se había acercado el conjunto balear. Ni siquiera había amagado con algo parecido a un remate sobre la portería de Ivo Grbic, que, de repente, recibió el 0-1 sin haber tocado apenas un balón, sin haber hecho una parada, como recambio seis meses después de Jan Oblak.
Era el minuto 20. Un córner a media altura que Copete transformó en una ocasión con una maniobra de distracción en el primer palo. Su amago, sin tocarla, desenfocó a toda la defensa del Atlético. A Morata, a Hermoso, a Witsel, a Giménez... En el segundo poste, absolutamente solo, sin nadie en dos metros a la redonda, Nastasic empujó el 0-1. Su marcador original era Nahuel Molina, aún más lejos del goleador. Ni se enteró.
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No merecía perder entonces el Atlético. Pero la contundencia que tanto le ha dado al conjunto rojiblanco se volvió en su contra con una doble concesión tan expresiva, impropia de su nivel, a la que se repuso, porque, al contrario que hace seis meses, al revés que cuando se sentía que todo le salía mal no hace mucho antes del Mundial 2022, también ha crecido en carácter, rebeldía y convicción. Los resultados son una vitamina indispensable.
Siempre una de las máximas de la era Simeone, ya camino de su duodécimo año, la insistencia también está en la esencia del Atlético. Lo aguardó el Mallorca, reafirmado en su repliegue, fiado al orden y la contención, a la espera de todo lo que fuera capaz de proponer ofensivamente el equipo local, y aceptó el desafío el grupo rojiblanco, hoy de azul y blanco en memoria de la primera equipación de su historia. Una cuestión de tiempo. De puntería.
Cada tiro del primer tiempo le salió centrado (de Carrasco, Griezmann, Lemar, Morata...) hasta la volea definitiva de Rodrigo de Paul al borde del descanso. A Griezmann, cuyo primer remate impactó contra Rajkovic, le dio tiempo a recoger el rechace del guardameta y ponerla de nuevo en juego para su compañero argentino. Ya no falló. Ya no alcanzó el portero. Ya no hubo fórmula de oponerse al destino que le esperaba al Mallorca.
En un minuto y 16 segundos de la segunda parte lo comprobó con el 2-1. En la secuencia, parecida a un ataque de balonmano, de un lado a otro del área, con la que comenzó el Atlético su proposición de asedio, Nahuel Molina la centró con la izquierda adentro del área para el testarazo imparable, de manual, complejo de Morata. Su gesto, el golpeo al balón en la celebración, el grito de rabia posterior, exponen la importancia de ese tanto para él.
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Y para el Atlético. Remontado el encuentro, aliviado, en ventaja por fin, con la aparición de pronto de Grbic para atrapar la respuesta de su adversario, tampoco se conformó con una renta tan arriesgada. Por experiencia propia de tantos y tantos contratiempos recientes, un gol es una diferencia insustancial cuando el cronómetro descuenta los minutos, se acerca el final y resurgen los nervios por sostener la victoria. Lo ha aprendido ya con el tiempo.
Por eso no se detuvo. Rajkovic salvó el cabezazo de Hermoso, Griezmann probó desde lejos de nuevo, Morata rozó el 3-1 de tacón... Y no lo consiguió finalmente hasta que el Atlético se deshizo de la presión en torno a su área del Mallorca. Griezmann lanzó a Carrasco hacia el 3-1. Su bonita maniobra ante el portero, al que sorteó con agilidad, culminó la victoria. La apuesta balear por Muriqi y Kang in Lee no surtió efecto, a pesar de algún rato de inquietud rojiblanca todavía con el 2-1.
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Aún aguarda, en cualquier caso, su primer penalti en esta Liga. Este miércoles reclamó dos. Aún con 0-0, en el minuto 10, sí pareció pena máxima la pelota que golpeó claramente en el brazo de Morlanes. Ni el VAR ni el árbitro, Pulido Santana, lo estimaron así. Más discusión, en el límite de si lo fue o no, está la otra pena máxima que sí señaló primero el colegiado y rectificó después en el monitor, de Copete a Molina. Fue en el 35. Con 0-1. No le hizo falta.
Ficha técnica:
Atlético de Madrid: Grbic; Molina, Witsel, Giménez, Hermoso, Carrasco; De Paul (Saúl, m. 63), Koke (Kondogbia, m. 77), Lemar (Barrios, m. 63); Griezmann, Morata (Correa, m. 77).
Mallorca: Rajkovic; Maffeo, Nastasic (Sánchez, m. 46), Hadzikadunic, Copete, Jaume Costa; Babá, Morlanes (Amath, m. 56), Dani Rodríguez; Ángel (Kang in Lee, m. 56), Abdon Prats (Muriqi, m. 56).
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Árbitro: Pulido Santana (C. Las Palmas).
Goles: 0-1, m. 20: Nastasic. 1-1, m. 47+: De Paul. 2-1, m. 47: Morata. 3-1, m. 77: Carrasco.
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Incidencias: partido correspondiente a la trigésimo primera jornada de La Liga Santander, disputado en el estadio Cívitas Metropolitano ante 58.523 espectadores. El Atlético de Madrid conmemoró durante el encuentro su 120 aniversario, una vez que su fundación data del 26 de abril de 1903.