El regreso de Antony al Manchester United después de perderse los últimos cinco partidos debido a denuncias por malos tratos ha sido un tema candente en el mundo del fútbol. El delantero brasileño fue incluido en la convocatoria de su equipo para el importante partido de la Liga de Campeones contra el Galatasaray, un movimiento que ha generado discusiones en la comunidad futbolística y más allá.
Antony, que no fue suspendido de empleo y sueldo desde que fue apartado del grupo, negó todas las denuncias.
La situación de Antony tomó un giro inesperado cuando fue acusado por su expareja Gabriela Cavallin de abuso. Ella detalló públicamente que el jugador la había golpeado en la cabeza, causándole una lesión que requirió atención médica, y también la agredió físicamente en otro incidente. Además de las acusaciones de Cavallin, otras dos mujeres, Rayssa de Freitas e Ingrid Lana, presentaron denuncias por agresión contra el futbolista.
El impacto de estas denuncias en la carrera y la imagen de Antony ha sido significativo. El jugador brasileño negó vehementemente todas las acusaciones desde el principio y no fue suspendido de empleo y sueldo mientras se llevaba a cabo la investigación. Durante este período, Antony permaneció en Brasil, donde no fue arrestado ni se le presentaron cargos en relación con las denuncias. Sin embargo, el asunto generó una gran atención mediática y puso en tela de juicio la conducta del futbolista.
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El regreso de Antony a la convocatoria de los 'red devils', tras su ausencia, ha generado un debate sobre la responsabilidad de los clubes de fútbol en casos de denuncias de malos tratos por parte de sus jugadores. Algunos argumentan que el club debería haber esperado a que se aclarara completamente la situación antes de permitir que Antony regresara al equipo, mientras que otros creen en la presunción de inocencia y consideran que el jugador tiene derecho a volver a jugar mientras no haya sido condenado por un tribunal de justicia.
Cabe recordar que el Manchester United vivió una situación similar con su exfutbolista, Mason Greenwood, cuando en 2022 la policía lo arrestó al ser acusado de violencia doméstica y violación hacia su pareja. El Manchester United, club de fútbol donde Greenwood jugaba en ese momento, lo suspendió.
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