Ni transcendente ni determinante, el reestreno de Antoine Griezmann con el Atlético de Madrid circuló siempre por un tono gris, sin gol, sin desborde, sin ocasiones, sin un solo regate, sin el resplandor que desprendió su lustro anterior como rojiblanco, a la espera de reencontrar su versión más definitiva e incontestable.
"No hay mejor lugar" para él que el equipo madrileño, que la compañía como entrenador de Diego Simeone, con el que más y mejor rindió en su carrera, que tiene una confianza absoluta en el atacante, al que recuperó este verano para completar una plantilla tremenda y al que, a la primera oportunidad, ubicó como titular.
El once inicial es su sitio natural en este Atlético. No hay mejor ejemplo que la primera puesta en escena del equipo con él. Incluso, el preparador argentino desnaturalizó su esquema, sus mecanismos y su equilibrio, tan crucial para cualquier técnico y más aún para Simeone. Lo hizo para encajar a Griezmann y, a la vez, para sostener a Ángel Correa, el goleador del inicio de la campaña.
Publicidad
No lució Griezmann. Ni en el cuadrado que lo propuso al principio Simeone, con él en el vértice de arriba a la izquierda (los otros los compusieron Correa, Koke Resurrección y Marcos Llorente), ni después, cuando rectificó el entrenador argentino su proposición anterior, cuando él habilitó la jugada del 1-1 que finalmente no lo fue, por el fuera de juego y la intervención de Luis Suárez.
"Griezmann es un jugador con mucho talento, con una inteligencia de juego. Puede pasar un partido que le cuesta un poco más. Le costó a todo el equipo la primera parte, pero es un jugador con mucho talento y lo va a hacer muy bien esta temporada", explicó a 'Movistar' el goleador del 1-1, Yannick Carrasco. El 1-2, en el minuto 100, fue de Thomas Lemar, hoy un recambio desde banquillo... Y uno de los indiscutibles del once hasta la irrupción de Griezmann.
Publicidad
"Lo vi bastante bien a Griezmann el primer tiempo, dentro de un partido (el primer tiempo) que no fue bueno por parte nuestra. No tuvimos el juego que el equipo necesitaba para tener más velocidad sobre el juego. El Espanyol jugó mucho mejor en el primer tiempo que nosotros", valoró, por su parte, Diego Simeone en la sala de prensa.
Por números, Griezmann contó sólo dos intentos de tiro, ninguno con destino entre los tres palos, dio 24 pases (17 de ellos en corto) y no hizo ni un solo regate, con la calidad que tiene él para el desborde, según reflejan las estadísticas oficiales de LaLiga Santander. Tampoco recibió ninguna falta. En el aspecto defensivo, hizo dos recuperaciones y ganó cuatro de sus ocho duelos, dos por arriba, en los 61 minutos que disputó, tiempos añadidos incluidos.
El 18 de mayo de 2019, hace dos años, tres meses y 25 días, había sido el último partido con el Atlético de Madrid de Griezmann, entonces el '7', ahora el '8', tan titular indiscutible ahora como entonces, aunque todo haya cambiado tanto para el equipo rojiblanco y para él, cuya decaída había sido visible en dos años en el Barça.
Publicidad
No hay comparación que se sostenga de lo que fue en un lustro en el Atlético (133 goles en 257 partidos de 2014 a 2019, pero sobre todo la determinación que tuvo su fútbol, incluso fue Balón de Bronce) con lo que fueron sus dos últimos cursos en el Barcelona (35 tantos en 102 choques), lejos de su mejor versión, la rojiblanca, la que rebusca en su regreso este verano al Wanda Metropolitano.