"Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros", con esa frase, Anthony Zambrano puede resumir lo que ha vivido en el último tiempo. Subcampeón en 2019 del Mundial, medallista olímpico de Tokio y oro en los Juegos Panamericanos Lima, sus logros. Sin embargo, los gozosos se terminaron y llegaron los dolores de cabeza.
Muchas eran las preguntas, ya que nadie entendía qué le estaba pasando a uno de nuestros mejores atletas. Y es que el 2022, realmente, fue para el olvido. Pero no era momento de llorar. Entendiendo esto, pasó la página y el 2023 fue a otro precio. Lo inició con buenas victorias en varias competencias disputadas en territorio español.
Las sensaciones eran positivas y, por eso, la ilusión de volver a subirse al podio del Mundial de Budapest y de los Juegos Panamericanos de Santiago, estaba intacta. No obstante, volvieron los infortunios. En ambas competencias, quedó descalificado. Las razones que dieron fue que superó los límites de pista, pisando la línea del rival.
Ahora, hubo más cosas detrás de ese bajón. Anthony Zambrano es consciente de que no tomó las mejores decisiones y lo llevaron a esta caída libre. Para fortuna de él, la vida le dio una segunda oportunidad y ha sabido aprovecharla en medio de todo. Poco a poco, se reencuentra con su nivel y ese toque mágico en su potente remate.
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Prueba de ello fue la medalla de oro que consiguió en los Juegos Nacionales, en la prueba de los 400 metros. Llegar a los Juegos Olímpicos París 2024 es el gran objetivo y, a pesar de que resta poco tiempo, está mentalizado en lo que logrará. Va con toda y mucha fuerza. Sueña en grande y sabe que, con Dios, no hay límites.
En entrevista con Caracol Sports, se mostró arrepentido, maduro, centrado y con las cosas claras. “No soy una máquina, sino que un ser humano. No le he podido dar tantas alegrías a Colombia en el último tiempo, pero ya van a llegar. Tengan fe y confíen; estoy echando para adelante. Lo que se hizo en el pasado quedó allá”, dijo.
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