Tras la derrota del París Saint-Germain y su pobre actuación en el partido de ida, Kylian Mbappé centra todos los focos este martes en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions contra el Barcelona.
El Parque de los Príncipes estaba dispuesto el miércoles pasado, a animar a su superestrella y perdonarle su anunciada salida del PSG a finales de junio, pero al final, el favorito del público fue Ousmane Dembélé, antes del hundimiento del equipo (3-2).
Tanto la prensa francesa como la española no ahorraron duros comentarios para describir la actuación del francés, incapaz de escapar del marcaje de los defensores catalanes.
El diario madrileño 'Marca', que elogió a un "Mbappé imparable" en la ronda anterior contra la Real Sociedad, esta vez lo calificó de "flojo".
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El mismo diario añadió que Mbappé "podría aclarar su futuro muy rápidamente si su equipo no es capaz de remontar" en Barcelona.
El PSG se muestra optimista de cara a la vuelta, pero respecto a su número '7' internamente existe la sensación de que tiene la responsabilidad de hacerlo mejor, sobre todo teniendo en cuenta su salario y estatus y, sobre todo, si quiere dejar el club con buen sabor de boca.
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- Partido marcado -
Sin embargo, el técnico ha arriesgado mucho al rebajar el tiempo de juego de su mejor jugador, desde que se anunció su marcha al término de la temporada.
Aunque una conversación entre los dos en un entrenamiento el 2 de marzo parecía haber calmado los ánimos, las tensiones volvieron a finales de mes cuando Luis Enrique sacó al jugador del campo a la hora de juego contra el Marsella, un partido que Mbappé, decepcionante aquella noche, tenía marcado en su agenda.
Lo haya pensado o no Kylian Mbappé, que nunca ha pasado tanto tiempo en el banquillo desde su llegada al PSG, el partido del pasado miércoles dibuja también una realidad más preocupante para él: que el juego del equipo no pasa tanto por él como por Ousmane Dembélé y Vitinha.
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Y enfrente, su compañero de selección Jules Koundé parecía muy bien preparado para neutralizarle, ayudado por el uruguayo Ronald Araujo.
Superarse a sí mismo este martes contra Barcelona será, por tanto, una obligación si el nativo de Bondy, que siempre quiso ganar la Liga de Campeones con el PSG, no quiere vivir su último partido en esta competición con el club galo.
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