La muerte siempre estuvo alrededor de la vida de Óscar Agudelo.
A pesar de mostrarse enérgico y feliz, llevaba consigo la cruz de tres personas que fallecieron repentinamente, algo que cambió su vida para siempre.
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Durante su infancia, Óscar Agudelo tuvo que vivir la trágica muerte de una de sus hermanas, a quien a los 13 años una agresiva leucemia la fue apagando. "Para él fue un dolor muy grande perder a su hermana que era su compañera de vida", comentó Paola Shakifah Agudelo, hija del cantante.
Años más tarde, la tragedia volvió a tocar a su puerta, ahora llevándose a Tatiana, una de sus adoradas hijas. Con 21 años, sumida en la depresión, salió a escalar y terminó en un hospital.
El biógrafo Jaider Muñoz recordó que Tatiana, quien en ese momento se encontraba estudiando para ser ingeniera química, estaba en estado delicado en Manizales mientras Óscar Agudelo debió viajar a Bogotá para un concierto con Helenita Vargas. Aunque volvió para estar con su hija, fue muy tarde, y esta no logró ganar la batalla.
Sus amigos cercanos lo recuerdan como un hombre paternalista, que a pesar de la fuerte carga laboral, siempre se desvivía por sus hijos.
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"Óscar estuvo deprimido durante mucho tiempo muy afectado con la muerte de Tatiana, uno de los golpes del destino más duros que recibió", destacó Muñoz.
Más adelante en su carrera, Olimpo Cárdenas, el hermano que le regaló la vida, falleció súbitamente de un infarto. "Ese fue otro golpe fuerte para Óscar, pero lo asumió bien. Los cantantes no pueden ser eternos en vida, pero sí lo son en su música, entonces él aceptaba eso y lo hermoso de esto es la amistad que tuvieron, la compañía que se hicieron y lo mucho que disfrutaron la música", comentó el biógrafo.
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Pese a los altibajos, el bolerista Óscar Agudelo enamoró a miles con su talento, encanto y carisma, sin dejar en el olvido aquellos que, aunque ya no estuvieran, marcaron su vida.