Fueron largos siete meses los que el reconocido empresario, periodista y dirigente político Guillermo 'La Chiva' Cortés, de 73 años en ese momento, estuvo privado de su libertad en manos de la guerrilla de las Farc. Tras su liberación, emprendió una importante lucha en busca de un país en paz.
Su rescate fue heroico, en medio de una operación que requirió de 50 soldados que pusieron en riesgo sus vidas para demostrarle a los colombianos que los insurgentes no se iban a salir con la suya. En medio de un peligroso cruce de disparos La Chiva fue rescatada en Medina, Cundinamarca, durante el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana, en el año 2000.
Regresó a la libertad con varios problemas de salud. Carmen Estela Vargas, amiga cercana del político, señaló que cuando él regresó a Bogotá "las botas las tenía pegadas, tocó romperlas porque eran como dos tallas más pequeñas, y le tenían los pies hinchados". Desde ese momento, problemas en las piernas y rodillas se hicieron presentes.
A pesar de las dolencias, salió convencido en colaborar en la búsqueda de la paz en Colombia. "Sus primeras declaraciones son, obviamente un agradecimiento a los soldados porque lo rescataron, pero siempre haciendo un llamado de que la guerra no es el camino", dijo su nieta Juliana Cortés.
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Efectivamente, Guillermo 'La Chiva' Cortés expresó ante las cámaras tras su liberación que "considero que el proceso de paz es absolutamente indispensable nosotros no podemos seguir en esta guerra" y reconoció que, en medio del secuestro: "sentí miedo de la muerte".
Sus seres queridos recuerdan que su salud mental también terminó afectada, pues cada noticia de un nuevo secuestro o del asesinato de secuestrados que, tal vez, él había conocido lo afectaban bastante. "Como dijo García Márquez en uno de sus libros: 'Yo no soy un héroe, solo un sobreviviente'", expresó en su primer pronunciamiento ante las cámaras como un hombre libre.
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El país sintió un gran alivio al saber que 'La Chiva' estaba en libertad, pero meses después de su liberación los guerrilleros lo siguieron extorsionando. Por medio de llamadas, lo presionaban para entregar 200 millones de pesos a cambio de un supuesto 'paz y salvo' que lo salvaría de padecer nuevamente un secuestro, pero él nunca cedió.
El empresario se convirtió desde entonces en un abanderado de la liberación de secuestrados y sus últimos 10 años los empleó con alma, vida y corazón para apoyar los acuerdos de paz y el llamado canje humanitario, labor que lo hizo merecedor del premio nacional de paz Alfonso López Michelsen.