Walter Vogel, padre de Aris Vogel, llegó a Cartagena de 1928 como chef de la marina mercante de Alemania, sin embargo, unas copas de más lo hicieron quedarse en Colombia, pues el buque lo dejó varado en este país, donde terminaría encontrando el amor.
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Años después, se radicaron en Panamá, donde fruto de su amor tuvieron 3 hijos, entre ellos Aris, quien tras la repentina muerte de su padre debió tomar las riendas de su familia.
Pilar Tena, viuda de Aris Vogel, asevera que su difunto esposo empezó con el mundo del periodismo como una manera de costear sus gastos universitarios de su carrera en ingeniería. Pese a esto, reconoce que él vivía para el periodismo, siempre al pendiente de la noticia.
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“Entré al periodismo por pura casualidad, en primer lugar, por pura casualidad, y en segundo lugar entré de gerente”, confesó Vogel en una entrevista que entregó en 2004.
Al encontrar su pasión decidió adentrarse de lleno en el mundo informativo, viviéndolo desde todos los frentes; fue camarógrafo, editor, reportero y director de noticias de TV Hoy.
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Fue un gran maestro y no solo puso su corazón en el set, sino también en las nuevas generaciones de periodistas. No era amante de las cámaras, pero su imponente voz se volvió su sello personal, de ahí su apodo ‘El fantasma de la televisión’.
“Don Aris Vogel me enseñó a escribir para televisión. Me acuerdo de que una vez que yo le llegué con un cartapacio leía y como que decía ‘Dios mío’. Al final, rompió, tiró, se volteó y al escritorio “, comentó la periodista Luisa Montero.
Aunque era exigente con sus métodos, muchos lo recuerdan con cariño, y destacan su sagacidad para cubrir temas cruciales en el ámbito nacionales e internacional. “Él siempre, fuera del noticiero, fue un hombre muy amigable”, comentó Milady Dau.
Una de sus pasiones más grandes era la velocidad, algo que en varias ocasiones puso en peligro su propia vida. “Yo peleaba mucho con él por eso, sobre todo cuando iba conmigo lo ponía a manejar pasito porque a mí me aterra la velocidad”, recordó su esposa.
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Su compromiso con la verdad lo alejó de su familia, además de ponerlo en riesgo. Su hijo Walter, también periodista, fue secuestrado por orden de Pablo Escobar.
“Me enteré de que mi papá había hablado con él, le había dicho que no teníamos nada que ver y que cualquier cosa, ponía su vida a su disposición”, confesó entre lágrimas Walter.
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Al pensionarse se fue para una finca, donde tuvo un lago de tilapias y disfrutó de la vida campesina, pero el amor por el periodismo lo volvió a llamar. Finalmente, el 22 de enero de 2012, el sobrepeso y un lento cáncer que hizo metástasis acabó apagando su vida.
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