Sara Blanco empezó a padecer de párkinson hace más de 30 años y desde entonces ha aprendido a aceptar la enfermedad como una parte de ella. A sus 91 años, la mujer se ha convertido en una reconocida influenciadora en Instagram, donde busca visibilizar a la población con su misma condición degenerativa.
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Con pelo azul y vestidos de colores, Sara comenzó a realizar videos en la plataforma de Instagram durante la pandemia del COVID-19 para no aburrirse estando sola en su casa, en la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, fuera de su natal España. La idea surgió por una amiga de una de sus hijas, quien le comentó que podía ser una forma de terapia para enfrentar el encierro y así fue. “Estoy más viva que nunca”, dice.
De acuerdo con la mujer, su positivismo ha sido lo que le ha ayudado a sobrellevar el párkinson, una enfermedad degenerativa que afecta el movimiento. “Una enfermedad degenerativa que nos va truncando la vida”, describe Sara.
Desde pequeña, la influenciadora ha sido apasionada por la moda, pero ahora, más que nunca, se ha atrevido a utilizar prendas llamativas con el fin de enfocar la atención de los internautas en ella y, de esta manera, visibilizar a los otros enfermos a través de su elegante vestimenta.
“Estamos ignorados, en la sociedad entera no se habla de párkinson y hay muchísimos enfermos”, sostiene.
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Además de la moda, Sara es aficionada a la cocina y los seguidores que han probado sus platillos dan cuenta del talento que tiene. Esta pasión nació desde joven cuando vivía con sus padres y se perfeccionó luego de alimentar por muchos años a sus 8 hijos. “La mitad de Hollywood ha probado mi comida”, cuenta orgullosa.
Por ahora se encuentra adelantando el lanzamiento de un libro de recetas que está preparado para salir a nivel internacional.
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Sara confiesa que nunca en su vida se ha sentido mayor, sino que ha tenido continuidad. “Siempre he sido así, alegre. Soy como me ves y siempre he sido igual, me gusta la moda y me gusta la vida. Yo soy mayor, sí, pero con una eterna juventud. Me he sentido joven toda la vida”, expresa.
A cargo de la producción detrás de los videos se encuentran dos de sus cuatro hijas mujeres, una de ellas se encarga del estilismo y el maquillaje de Sara, mientras que la otra maneja la parte técnica del video como la edición.
La influenciadora de 91 años comenta que no siempre es fácil realizar sus actividades diarias debido al párkinson, pues en ocasiones no tiene suficiente energía para levantarse de la cama. “Hay días que hacemos 2 o 3 videos y termino cansadísima, pero a veces no me siento bien para levantarme. Lo hacemos con una ilusión tremenda”, afirma.
La mujer resalta que ella prefiere mostrarse ante las personas que la siguen tal y como es, sin esconderse, pues le gusta mantener su esencia: “La ropa que me pongo es la que realmente me gusta, me veo guapísima con todo”.
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Finalmente, enfatiza la importancia de la familia en su proceso no solo como influenciadora, sino también con la compañía que le hacen para cuidar de su estado de salud. “Es primordial, tenemos que seguir luchando por nuestros familiares”, agrega.