
Los apellidos , también conocidos como nombres de familia, cumplen una función clave en la identificación de las personas. En general, comenzaron a utilizarse para distinguir a los individuos cuando los nombres de pila ya no eran suficientes. Así las cosas, estos surgieron por múltiples razones: para indicar filiación, lugar de procedencia, profesión, rasgos personales, o situaciones específicas de nacimiento.
Según la Real Academia Española (RAE) , los apellidos deben escribirse con mayúscula inicial (por ejemplo, Fernández, López, Rellán). Si van acompañados del nombre de pila y comienzan por preposición o artículo, como "de" o "la", estos se escriben con minúscula: Luis de Torres, Juana de la Rosa. Pero si se omite el nombre de pila, entonces la preposición va con mayúscula: señor De Torres, De la Rosa.
Asimismo, al referirse a familias o dinastías, la RAE indica que se debe usar mayúscula en frases como los Borbones, los Romanov o la familia Kennedy. Sin embargo, cuando estos apellidos se usan como adjetivos (por ejemplo: el rey borbón), se escriben con minúscula. Además, en casos donde el apellido ha pasado a ser un adjetivo, sustantivo común o nombre de movimiento, este se escribe en minúscula: picassiano, zapatista, darwinismo. De acuerdo con la ORG, Aragon Gen, así se clasifican los apellidos.

Clasificación de apellidos: tipos y orígenes
Apellidos patronímicos
Este tipo de apellido deriva del nombre del padre u otro antepasado masculino. En la tradición hispánica, es común encontrar terminaciones en -ez, que significan "hijo de": Hernández (hijo de Hernando), Pérez (hijo de Pedro), González (hijo de Gonzalo). Sin embargo, también se incluyen en esta categoría apellidos como García, que originalmente era un nombre de pila, y Andrés o Felipe, usados como nombre familiar por filiación. Apellidos toponímicos
Proceden de un lugar geográfico, como una ciudad, pueblo, montaña o río. En Colombia, muchos tienen origen en regiones de España, como Córdoba, Granada, Sevilla, pero también hay apellidos que adoptaron nombres de pueblos colombianos, como Caicedo. Estos se dividen en:
- Topónimos mayores: nombran lugares bien definidos, como ciudades o accidentes naturales grandes.
- Topónimos menores: hacen alusión a elementos geográficos más pequeños o a zonas rurales.
Apellidos gentilicios
Indican el origen étnico o regional de una persona. Son variantes de apellidos toponímicos, pero con una pertenencia cultural o social. Algunos ejemplos incluyen Navarro, Soriano o Valencia, que reflejan también procedencia de regiones españolasApellidos teonímicos
Derivan de nombres de divinidades o figuras sagradas. En la tradición cristiana, es común encontrar apellidos como de Dios, Santamaría, Sanclemente, entre otros. Estas formas pueden implicar una consagración religiosa o espiritual de parte del portador original. Por ese mismo lado, también existe la clasificación de los buenos augurios, muy ligados a los anteriores. Estos apellidos fueron escogidos con la intención de atraer protección o buena suerte. Por ejemplo, Buenaventura, Salvador o Paz.

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Apellidos de oficios o profesiones
Son aquellos que reflejan la actividad laboral del ancestro. Ejemplos clásicos incluyen Herrero o Molina, relacionados con el trabajo artesanal o agrícola. Por este tipo de clasificaciones, también existen los apellidos que provienen de animales o plantas, que suelen guardar relación con antiguos oficios o con apodos. Ejemplos son Cordera, Toro, Luna, entre otros.Apellidos descriptivos
Estos apellidos reflejan rasgos físicos, morales o comportamentales del individuo, como: Moreno, Rubio, Calvo, Gordo, Feo o Guerrero, los cuales no necesariamente indican una característica real; muchas veces eran simples formas de diferenciación entre individuos con el mismo nombre.
Por otro lado, hay un conjunto de apellidos cuya etimología no está clara o que han sufrido alteraciones con el tiempo. Este grupo, más pequeño, es uno de los casos no clasificables. También existen apellidos que refieren a meses de nacimiento (abril, agosto), circunstancias del parto, parentescos o acontecimientos familiares, que hacen parte de la categoría de "otros".
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Por último, en Colombia son comunes también los apellidos que provienen de afrodescendientes o indígenas, que en algunos casos se adaptaron nombres cristianos o españoles. También existen apellidos indígenas como Yatacue, Chillambo, Guachetá, Gachancipá o Tumaco, que conservan raíces ancestrales.

¿Cómo descubrir el origen de su apellido?
- Construya su árbol genealógico: Comience por anotar todos los apellidos que conoce en su familia, al menos hasta sus bisabuelos. Esto le permitirá ver patrones, repeticiones y conexiones regionales.
- Ubique geográficamente a sus ancestros: Identifique las regiones donde vivieron sus familiares en parroquias, notarias o archivos. Saber si un apellido tiene alta presencia en Tunja, Popayán, Pasto o Cartagena, puede arrojar pistas sobre su origen.
- Realice un análisis lingüístico: Comprenda el significado de las palabras que componen el apellido. Esto le ayudará a deducir si su origen es árabe, vasco, germánico, latino o incluso indígena.
- Investigue en portales especializados: Sitios como FamilySearch, Geneanet o Ancestry le permiten explorar bases de datos con registros históricos, censos, partidas de nacimiento y otros documentos que le ayudarán a trazar el linaje de su apellido.
- Consulte estudios históricos y etimológicos: Existen libros, artículos y diccionarios especializados en apellidos por país o región. Acudir a fuentes académicas le ofrecerá una mirada más profunda sobre la historia social y cultural vinculada a su apellido. Si tiene raíces españolas, puede investigar en diccionarios etimológicos o en la RAE.
Mapa para saber en qué partes del mundo su apellido es más común
Una de las formas más sencillas y visuales de identificar las historias de linajes u oficios heredados en los apellidos, es hacerlo a través de un mapa interactivo de apellidos, herramienta que permite conocer la distribución geográfica de un apellido y comprender cómo se ha propagado a lo largo de los años. Existen plataformas en línea, como Geneanet, que ofrecen este tipo de mapas sin costo alguno.

Al ingresar un apellido en el buscador, la herramienta despliega un mapa del mundo en el que se resaltan las regiones donde dicho apellido tiene mayor presencia. Esto permite identificar rápidamente los países o territorios donde es más común, e incluso observar cómo ha variado su distribución a lo largo del tiempo. Estas herramientas también proporcionan información sobre:
- El origen del apellido: su posible procedencia geográfica o lingüística, y el contexto histórico en el que pudo haber surgido.
- Su significado y evolución: muchos apellidos derivan de antiguas profesiones, características físicas, nombres de lugares o incluso apodos. Esta información ayuda a comprender mejor las costumbres de épocas pasadas.
- Líneas de tiempo históricas: permiten ver cómo la migración, las guerras o los cambios políticos han afectado la presencia de ciertos apellidos en el mundo.
A diferencia de los nombres propios, los apellidos se heredan de generación en generación y contienen pistas sobre la historia familiar y social. En muchas ocasiones, permiten reconstruir el árbol genealógico y entender mejor las raíces culturales de una persona. Por ejemplo, en América Latina es común encontrar apellidos de origen español, italiano, árabe, alemán, africano e indígena.
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