El parvovirus canino, también conocido como parvovirosis canina, es una enfermedad vírica que afecta principalmente a cachorros, aunque también puede presentarse en perros de todas las edades, incluso aquellos que están vacunados.
Este virus fue identificado por primera vez en 1978 y desde entonces ha sufrido mutaciones genéticas que complican su detección.
Se trata de una afección altamente contagiosa y, en casos graves, puede ser letal. El virus afecta los intestinos y se manifiesta a través de una diarrea sanguinolenta en los perros.
Síntomas de la parvovirosis canina
Los síntomas del parvovirus canino son variados y pueden incluir:
- Disminución del apetito: el perro muestra falta de interés por la comida.
- Vómitos severos: los episodios son intensos y frecuentes.
- Letargo y debilidad: el perro parece adormecido, inactivo o muy cansado.
- Diarrea abundante y sanguinolenta: las heces son líquidas y pueden contener sangre.
- Fiebre: el perro presenta una temperatura corporal elevada.
- Rápida deshidratación: la diarrea y los vómitos pueden llevar a una pérdida rápida de líquidos.
- Posible afectación cardíaca: en casos graves, el virus puede atacar el músculo cardíaco, provocando la muerte súbita.
Estos síntomas son similares a los de la gastroenteritis, lo que a veces dificulta el diagnóstico temprano.
Transmisión y causas
El parvovirus canino se propaga principalmente a través del contacto con heces infectadas. Además:
- Resistencia: el virus es fuerte tanto en factores físicos como químicos, lo que facilita su supervivencia en el medio ambiente.
- Predilección celular: se reproduce de manera rápida, como las intestinales y los tejidos del sistema inmunológico.
- Infección bacteriana: la presencia del virus en el intestino del perro lo hace más susceptible a infecciones.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico se confirma mediante análisis de sangre. El tratamiento tiene como objetivo controlar los síntomas y tratar la infección. Puede incluir:
- Hidratación: fluidoterapia para combatir la deshidratación.
- Medicación: analgésicos y antibióticos para aliviar el dolor y tratar infecciones bacterianas concurrentes.
- Transfusión de sangre: en casos de anemia severa.
Prevención
La prevención es clave:
- Vacunación: mantener al día para prevenir la infección.
- Higiene: lavar las manos después de manipular perros infectados o sus heces.
- Aislamiento: separar a los cachorros enfermos para evitar la propagación.
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