Una polémica en la literatura internacional genera una corriente llamada revisionismo literario que eliminaría palabras como feo o gordo de textos clásicos. Varios autores se oponen argumentando que, con estas modificaciones, se cambia el sentido a los libros y la historia de cada época.
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Ya no será lo mismo leer un libro de Roald Dahl como ‘Matilda’ o ‘Charlie y la fábrica de chocolates’ con las nuevas actualizaciones que han tenido. La editorial Puffin Books en Inglaterra eliminó o cambió palabras para que sean más "amables" con los nuevos lectores.
"Es un irrespeto con la memoria de Roald Dahl. Él está muerto, pero incluso para cualquier escritor vivo eso sería casi objeto de una demanda. El insulto, la grosería, la vulgaridad, el argot, esa riqueza maravillosa del lenguaje que nos permite expresar cualquier cosa en el mundo", manifestó Piedad Bonnet, escritora colombiana.
En ‘Charlie y la fábrica de chocolates’ un personaje al que antes se le llamaba "gordo" ahora se le identifica como "enorme". Los famosos UmpaLumpas serán de género neutro y ya no son hombres pequeños sino personas pequeñas y en ‘Matilda’, por ejemplo, cambian hasta la intención del autor.
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"Si me dicen que tengo que cambiar gordo por robusto, por Dios, o que tengo que quitar la palabra gordo y ponerle enorme me parecería una censura", indicó Héctor Abad Faciolince, escritor colombiano.
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Lo cierto es que encontrar un libro clásico como lo escribió el autor es un tesoro y el modificar su pensamiento no está bien visto, recalcan expertos.
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“Se trata de un atropello, de una profanación de la voluntad de los autores y de su obra y de su arte que se refleja en los textos tal como ellos los concibieron", expresó Juan Esteban Constaín, escritor y columnista de El Tiempo.
Según los escritores colombianos, la literatura no está para conformar a los lectores, sino para todo lo contrario.
"Los libros no están hechos para acariciar a las personas, están hechos para retar a las personas", concluyó Héctor Abad Faciolince.