Diógenes Fajardo, doctor en literatura y profesor de la Universidad Nacional, consultó expedientes judiciales, archivos y crónicas de indias, y descubrió personajes escondidos bajo el polvo de la historia desde los días en que Cristóbal Colón le dio nombre a lo que los europeos jamás habían visto.
En Colón podemos ver el prototipo del aventurero que encuentra cosas nuevas que necesita comunicar, y la forma de comunicar es empezar a encontrar un lenguaje novedoso para dar a conocer este mundo americano a Europa.
Gabriel García Márquez , en su discurso de Estocolmo el día que recibió el Nobel de Literatura hace 40 años, describió con belleza lo que un navegante florentino encontró en su llegada a América. El profesor Diógenes lo cita en su ensayo.
Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara.
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Gabriel García Márquez concluye que allí estaba el germen de nuestras novelas de hoy. Con esa premisa, el profesor descubrió en los expedientes judiciales casos como el del negro José Feliciano, acusado de sortilegio y procesado en 1779.
Los testimonios presentados durante su proceso no le ayudaron mucho al sindicado. Por ejemplo, Antonia Paredes, mestiza costurera, buscó sus servicios con el objetivo de conseguir éxito con los hombres. El pago era en “favores sexuales y una platica" y el ritual consistía en un "contramaleficio con piedra imán."
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En esa mina de hallazgos de personajes en busca de autor, Diógenes Fajardo cita otro ejemplo muy significativo que encontró en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo: la historia de dos españoles que antes de Hernán Cortés llegaron a las tierras de México.
La historia que tenía en la cabeza es que Hernán Cortés iba a hacer esa conquista de México, pero resulta que no. Antes de él se registró un naufragio. Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero son capturados y empiezan a identificarse culturalmente con quienes los han tomado como rehenes. Guerrero, casado y con tres hijos, le dice a Jerónimo -cuando este va a decirle 'llegaron los españoles, tenemos que volver a estar con ellos y pelear con ellos'- 'yo ya tengo mis tres hijos con las orejas horadadas, yo ya no quiero volver con ellos'.
Hay más personajes en busca de novelista en el libro, pero hay que buscarlos por los senderos coloniales por los que caminó el profesor Fajardo en su investigación.
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