Como pasa con los seres humanos, los animales también pueden perder el equilibrio. Desde la medicina veterinaria se habla de síndrome vestibular y en los humanos se conoce como vértigo.
“El sistema nervioso de los perros y de los gatos es bastante similar al de los humanos, está compuesto por cerebro, cerebelo y base del cerebro, así que las patologías que compartimos con este tipo de especies son muy parecidos. En medicina veterinaria las conocemos como el síndrome vestibular”, explica Sergio Garzón, neurólogo veterinario.
En los animales, el sistema vestibular es el que se encarga del equilibrio, del posicionamiento de la cabeza, del posicionamiento de los ojos y de que la marcha de los animalitos sea hacia adelante.
Los síntomas de un posible síndrome vestibular se evidencian por la inclinación de la cabeza hacia un lado, movimientos involuntarios de los ojos y la incoordinación en la marcha, usualmente giran en círculo o se van hacia un lado.
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“Al principio ladeaba un poco la cabeza, pero con los días fue cada vez más notorio. Se quedaba acostadita mucho tiempo y cuando se ponía de pie se caía”, cuenta Tatiana Estupiñán, mamá adoptante de Milka.
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“No se podía levantar de la cama, se iba de ladito. Le marqué al doctor y me dijo: 'tráelo a la veterinaria'. Mientras pasó el tiempo, Nico empezó a empeorar, más mareado, no podía caminar, se hizo pipí encima de mí, sus esfínteres no los pudo controlar, comenzó a golpearse contra las paredes como si no viera, de hecho, en un momento pensamos que Nico había perdido su visión”, narra Katherin Contreras, tenedora de Nico.
El vértigo no es una enfermedad, es la consecuencia de otra condición, lesión o trastorno; de ahí la gran importancia de determinar cuál es su origen y darle manejo. Hay dos síndromes vestibulares identificados: el periférico y el central.
“Entre las causas más frecuentes del síndrome vestibular periférico tenemos la otitis media, otitis interna, enfermedades metabólicas endocrinas, como el hipotiroidismo. Conocemos el síndrome vestibular periférico senil, que se asocia a problemas vasculares justamente en esa zona”, detalla Sergio Garzón.
“Como causa del síndrome vestibular central, por lo general, tenemos procesos inflamatorios, problemas vasculares, accidentes vasculares o procesos neoplásicos. En ocasiones enfermedades infecciosas también pueden llegar a ocasionar este tipo de síndromes y malformaciones en cachorros, generalmente, de razas braquiocefálicas”, añade el veterinario.
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Pero no solo afecta a los perros, también aplica en los gatos.
“Como síndrome vestibular en los gatitos es muy frecuente la otitis media interna, las enfermedades infecciosas que causarán más un síndrome vestibular idiopático. Entre ellas tenemos: peritonitis infecciosa felina, algunos pacientes con trastornos como el virus de la leucemia, la inmunodeficiencia felina y la toxoplasmosis, así como algunos otros procesos infecciosos”, precisa el neurólogo.
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Por más dramáticos que sean los síntomas, hay que conservar la calma, hacer lo necesario para encontrar las causas con certeza y no tomar decisiones apresuradas. De un correcto diagnóstico dependerá el éxito del tratamiento y el bienestar de nuestro mejor amigo.