La evidencia científica sigue abriendo camino a la intervención asistida con animales
, una opción de tratamiento que muestra mejorías en las funciones físicas y emocionales de los pacientes.
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En los pasillos de la Fundación Santa Fe no es raro ver a estos peluditos visitando las salas de pediatría, oncología e, incluso, cuidados intensivos, como una manera de llevar bienestar a aquellos que están internados.
Sergio, uno de los pacientes beneficiados, dice que la visita de estos animales le trae recuerdos de sus mascotas.
"Todos tenemos momentos muy duros y creemos que estamos solos, pero siento yo que Dios se hace presente de muchas formas, y los animales son una de ellas", comentó.
Ángela Herrera, trabajadora social de la Fundación Santa Fe, aseguró que esta estrategia nació en el marco de una filosofía de atención centrada en la persona de la institución
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Cuenta que el piloto inició con una prueba en el Instituto de Cáncer, para después extenderse a la Fundación Santa Fe.
Los protocolos son claros y antes de recibir la visita de un perro o un gato debe contarse con la aprobación del médico tratante.
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Los peludos también deben cumplir algunos requisitos para ejercer tan importante labor, entre los cuales se encuentra contar con un certificado de salud expedido por veterinario, que no se tengan heridas abiertas y que el animal se encuentre desparasitado y con todas sus vacunas al día.
Además, los peludos deben tomar un baño médico antes de entrar al hospital.
Estos pequeños requerimientos se quedan cortos ante la cantidad de beneficios terapéuticos que estos pueden brindar a los enfermos.
"Tenemos muy buenos resultados, por ejemplo con los niños, hacemos ejercicios de juego y visitamos a los pacientes de larga estancia cada 15 días o una vez al mes", detalló Jonathan Rojas, neuropsicólogo del programa Amigos de 4 Patas.
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Explica que los seres humanos responden con endorfinas a este tipo de interacciones, por lo cual algunos neurotransmisores que inhiben el estrés se activan cuando un perro nos mira de una manera específica.
Así mismo, desde la visión de la trabajadora social, estos encuentros hacen que se salga del contexto hospitalario y permite que se tenga un momento para compartir, a pesar de que se continúe internado.
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El proceso fue estructurado por un equipo multidisciplinario, conformado por epidemiólogos, comités de infecciones, expertos en salud mental, entre otros, quienes ven resultados positivos también en el mismo personal de salud.
"Son mágicos y hacen que las personas hablen entre ellas, aun si son desconocidas, que haya un tema de conversación y por eso es una estrategia que debe seguir", enfatizó Rojas.
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