Los gatos son animales muy inteligentes y curiosos, que necesitan estimular su instinto cazador a través de actividades dinámicas. Sin embargo, cuando jugamos con ellos usando nuestras manos, podemos generar consecuencias negativas.
¿Por qué no se deben utilizar las manos para jugar con los gatos?
De acuerdo con expertos, esta práctica puede provocar que los animales desarrollen conductas agresivas, que muerdan o arañen con fuerza y que no respeten los límites de la convivencia.
Esto se debe a que los gatos aprenden a controlar la intensidad de sus mordiscos y arañazos durante su etapa de socialización, que ocurre entre el primer y segundo mes de vida. En ese periodo, los felinos juegan con su madre y sus hermanos y reciben retroalimentación sobre el dolor que causan.
Expertos explican que cuando un cachorro muerde o araña demasiado fuerte, el otro gatito le chillará o se alejará y la madre le apartará. De esta manera, aprende a moderar su fuerza y a respetar el lenguaje corporal de los demás.
No obstante, si los gatos son separados de su familia cuando están muy pequeños o si son criados sin la presencia de otros de su misma especie, tienen carencias en su aprendizaje y socialización.
Además, cuando las personas juegan con ellos usando sus manos como si fueran presas, básicamente se les está enseñando que son objetos divertidos que pueden morder y arañar sin consecuencias. Aunque parezca inofensivo, genera problemas de agresividad en el futuro, especialmente si el gato se siente frustrado, aburrido o estresado.
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Los juguetes más recomendables son aquellos que imitan el movimiento de las presas, como los ratones de peluche, plumas, cañas o punteros láser.
También es importante respetar el espacio y el estado de ánimo del gato y no forzarlo a jugar si no quiere.
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Si el gato muerde o araña durante el juego, debemos detener la interacción y emitir un sonido de dolor para indicarle que ha hecho daño. Así, se le enseñará a asociar esa conducta con el fin del juego.