Fernando Botero
, considerado el artista colombiano más importante de todos los tiempos, falleció este viernes, 15 de septiembre, a sus 91 años de edad. Sin duda dejó un gran legado para Colombia y el mundo.
Christian Padilla, historiador de arte y experto en las obras de Fernando Botero, compartió con Noticias Caracol algunos detalles del legado de este pintor, escultor y dibujante.
En varias oportunidades el maestro Fernando Botero afirmó lo siguiente: “Yo no pinto gente gorda”. Por el contrario, siempre habló de la exploración del volumen y la sensualidad de la forma.
“En la época en que Botero inicia su producción, a mitad de los años 50 o a finales de los años 40, hubo una influencia muy fuerte del arte mexicano. Los mexicanos inventan el muralismo para sus edificios públicos y entonces empiezan a plantear la idea de que hay que resaltar la raza, hay que resaltar al hombre mestizo, al campesino. Entonces el volumen empieza a hacer un paradigma, no solo en los jóvenes como Botero, sino de todos los artistas de esta época”, explicó el experto.
Fernando Botero utilizó la esencia de muchas obras icónicas, como la Mona Lisa de Da Vinci, dándole su estilo y volumen.
“Es muy interesante que Botero es el primer artista en Colombia al que se le ocurre tomar la misma historia del arte como tema. No era muy común, cuando uno veía la producción de los artistas de los años 40 los temas eran la cotidianidad, los retratos, las naturalezas muertas, pero Botero es el primero que plantea tomar la historia del arte como un tema. Botero nos ha hecho sus propias versiones de las meninas de Velásquez, de la Mona Lisa, del niño de Vallecas”, opinó Padilla.
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Entre los múltiples temas que Fernando Botero plasmó se encuentra el conflicto armado, aunque no solo en Colombia. Una de las pinturas más polémicas es la de la prisión de Abu Ghraib, donde a principios del año 2003 se vivieron abusos y torturas en esa cárcel ubicada en Irak.
“Una particularidad de las exposiciones de Botero, y especialmente las exposiciones retrospectivas, es que por cada época y temática que iba elaborando iba cambiando radicalmente su composición y su color. Muchas personas le achacan a Botero la idea de que todo el tiempo es un artista que se repite y que trabaja siempre de la misma forma. Precisamente, la pintura de la prisión de Abu Ghraib es una serie que demostraba un tratamiento del color completamente distinto, donde la selección de los colores le da mucho más dramatismo a estas escenas para poder profundizar en el dolor que le causaba esta tragedia y estos temas políticos. Pero, además, recuerdo mucho que esta serie la exhibían en una sala completamente negra y con unas luces bastante marcadas y dirigidas hasta a estos objetos, dándoles más teatralidad a las pinturas”, agregó.
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