Hombres y mujeres que protegen el azul de la bandera se embarcaron en la más ambiciosainvestigación científica hacia la Antártica
, pero también en la más codiciosa travesía personal, pues dejaron atrás a quienes aman para empezar una aventura mar adentro.
Aunque extrañan a sus familias, los tripulantes de la Expedición Antártica celebran la novena en el buque ARC Simón Bolívar y mantienen las tradiciones.
Por eso, desde el primer momento se hace lo que sea necesario para mantener a flote la buena energía. La mañana a bordo inicia con el ánimo arriba.
La tripulación llegó hasta isla Gorgona el 15 de diciembre, un paraíso del Pacífico colombiano. Lo que antes fue una cárcel de máxima seguridad, hoy es una de las reservas naturales más importantes de la región. Allí, al tratarse de un gran refugio para la biodiversidad, miles de especies de dispersan y mantienen el ciclo natural de la vida.
Con un mar en aparente calma y un poco de lluvia, dentro del buque la rutina sigue viento en popa. La tripulación, de la que un equipo de Noticias Caracol hace parte, empieza a adaptarse a una nueva vida dentro del ARC Simón Bolívar, una pequeña ciudad en la que conviven entre militares y científicos.
Nicoll Buitrago, periodista, habló de cómo ha tenido que adaptarse a este ambiente: “Mi habitación la comparto con tres personas más, es decir, somos 4 mujeres en este espacio. Yo duermo en la parte de arriba. Tiene cada uno su cortina para descansar mejor. Tenemos un closet que adaptarnos al espacio, que es pequeño. Lo organizamos con ganchos, cosas de aseo y zapatos. Tiene seguridad por el movimiento del buque. El baño es sencillo y limpio”.
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En los primeros días de la Expedición Antártica, la vida transcurre entre los llamados para la comida, las primeras exploraciones científicas, el estudio de proyectos a bordo y con la huella de lo que en tierra dejaron los tripulantes. Esta travesía inició en la época más especial del año, en las fiestas decembrinas.
Manuel Julián Niño, jefe operaciones grupo aeronaval del Caribe, manifiesta que llevar a cabo las costumbres navideñas “incentiva el compañerismo y la unión. En las fechas de las expediciones pasadas que pasábamos 24 y 31 en la Antártica, eso también ayudaba a tener motivada a la gente”.
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Por otra parte, Heidy Aguilar, jefe de división de comunicaciones ARC Simón Bolívar, dice: “No es la primera vez que estoy lejos de mi familia en Navidad. Han sido varias veces, pero nunca se deja de extrañar a la familia. Cuando llegan los momentos, que son los especiales en el año, sentir los villancicos, el calor de las otras personas que, aunque no son familia de sangre, son allegados a nosotros”.
De esta manera, la familia naval inicia su recorrido rumbo al continente blanco. Entre el calor de hogar que recarga en la distancia y el alistamiento para largas jornadas de ciencia pura y trabajo en equipo.
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