Un fanático de la aclamada serie Juego de Tronos, escrita por el autor George R. R. Martin y adaptada a la televisión, utilizó la aplicación Chat GPT de OpenAI para escribir una versión extendida de los libros 'Vientos de Invierno' y 'Sueño de primavera', que serían los dos tomos siguientes a 'Canción de hielo y fuego', volumen con el que se realizaron las ocho temporadas del programa.
No obstante, el contenido no fue del agrado de Martin, quien presentó una demanda en contra de la empresa que utiliza inteligencia artificial, asegurando que representaba una infracción de derechos de autor.
La demanda, expuesta ante el Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos, tiene como objetivo lograr que OpenAI impida la adaptación e inclusión de sus obras protegidas por derechos de autor en los modelos de lenguaje de la aplicación Chat GPT sin tener una “autorización explícita” del creador original.
A George R. R. Martin se le sumaron otros escritores como Elin Hilderbrand, autor de ‘El verano que nos encontramos’ y John Grisham, de ‘Tiempo de matar’, que señalaron que la empresa creadora de Chat GPT incluyó el contenido de sus obras en los modelos de lenguaje (LLM) de la aplicación para el entrenamiento de la inteligencia artificial generativa.
A modo de evidencia, el grupo citó casos en los que la inteligencia artificial generó textos que no podrían haber sido escritos sin la incorporación de sus obras a la aplicación, de manera ilegal. Por este motivo, los autores le están solicitando a la compañía una indemnización que podría llegar hasta los 150.000 dólares por cada libro, para suplir los daños y perjuicios ocasionados.
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Cabe mencionar que el contenido señalado por Martin, que había sido alojado por un usuario en la plataforma GitHub, fue retirado luego de conocerse públicamente la demanda.
Esta no es la primera vez que la empresa matriz de Chat GPT es demandada por este tipo de contenido, varios autores han cuestionado a OpenAI por utilizar parte de sus obras para generar nuevos textos que parecen escritos por humanos. Los demandantes alegan que la única forma para que los chatbots se expresen de esa manera solo es posible si se utilizan contenidos protegidos por la ley de derechos de autor.