Las Misioneras de la Madre Laura son protagonistas en Jericó, Antioquia, de la lucha contra los trabajos exploratorias que adelante la AngloGold Ashanti en busca de cobre.
Ellas no aparecen en "La Oculta" de Héctor Abad Faciolince, como tampoco aparece el Obispo de Jericó, monseñor Noel Londoño, pero sus voces suenan como la de un personaje de la ficción: Antonio Ángel.
El tema minero dividió a los campesinos. Unos argumentan que mejorarán sus condiciones de vida porque habrá más empleo y llegará el dinero de las regalías para invertir en lo social. Otros creen que las regalías son un espejismo y lo que es plata hoy es falta de agua para mañana.
En entrevista para Noticias Caracol, Héctor Abad Faciolince habla de un futuro apocalíptico para la región si entra la minería, como lanzando una señal de alerta sobre el futuro.
La empresa minera dice que eso es ficción y defiende la tesis de una minería limpia que no afectará ni el paisaje ni las fuentes hídricas.
Las dos posiciones frente a la minería tienen dividido el pueblo, tanto en la realidad como en la ficción de La Oculta. Así lo vio Antonio, uno de los hermanos protagonistas.
Había en el pueblo una lucha sorda entre los negociantes, conquistadores y depredadores de siempre, que veían la plata fácil de las regalías, a pesar del paisaje, el agua y la naturaleza, y quienes querían defender la tierra tal como era, la riqueza natural y sobre todo la belleza, esa belleza que se preserva y se crea cultivando el campo y protegiendo los montes y la tierra.
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El debate está abierto en la ficción de la novela y sigue abierto en las discusiones de la realidad.