Las muestras de afecto por medio del contacto son muy comunes entre familiares y amigos, sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los actos demostrativos deben ser iguales, ya que puede haber variaciones en el contexto y tipo de relación que se sostenga con la otra persona.
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Una práctica de afecto que se ha hecho muy común entre padres e hijos es besarse en la boca. Un ejemplo de esto es la foto que ha circulado en los últimos días en el cumpleaños de Pipe Bueno, donde se ve al artista envuelto en un beso con su madre, a propósito de la celebración.
De acuerdo Luis Alberto Regifo, psicólogo especialista en niños, jóvenes y adolescentes, esta muestra de afecto puede ser interpretada desde dos puntos de vista diferentes: el hábito y la costumbre. El psicólogo asegura que, si bien esta demostración entre padres e hijos no tiene una mala intención en el fondo, sí se trata de un acto demostrativo principalmente de los adultos.
“Cuando hablamos de menores de edad, el tema tiene una connotación diferente. No podemos generar un hábito que no es beneficioso para el niño”, explica Rengifo. “Así como normalizamos un beso en la boca de un niño, él va a normalizar el beso con otro compañero o con otra niña” y así se va generando una cadena de comportamientos “que a medida que van creciendo, van creando un hábito no sano”, añade.
Para el experto, esta práctica puede poner en riesgo a los niños, ya que al normalizarse podrían caer en situaciones consideradas como abuso por parte de terceros que se quieran aprovechar. “Sin querer, en medio de esas manifestaciones sanas podemos generar en el niño una percepción equivocada de esas muestras afectivas”, puntualiza.
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Es por esto que recomienda a los padres a hablar con sus hijos sobre las demostraciones de afecto entre adultos, explicándoles que ellos no deben replicarlo con otras personas, “debemos ser más explicativos con lo que hacemos frente a ellos”, asevera. Asimismo, dice que se deben establecer límites sanos con los pequeños, donde se respete su autonomía.
Rengifo advierte que existen otros tipos de riesgos a los que se exponen los menores con esta práctica, como la contracción de infecciones o enfermedades virales que pueden ser transmitidas por medio de la boca del adulto, ya que los mecanismos de defensas a nivel inmunológico son diferentes de acuerdo a la edad. “Los niños fortalecen su sistema hacia los 5 años. Debemos blindar a los bebés de los virus que puedan entrar por vía oral”, afirma.