Doniphane Meslier es un francés que considera a Colombia como su país de adopción. Durante la cuarentena por COVID-19, y lejos de su familia, se puso el reto de enseñar su lengua materna de manera virtual y gratuita a las personas de la tierra que lo acogió. De allí nació el "francés tóxico".
Él se considera una “víctima de su propio invento”, pues lo que comenzó con un celular “feíto”, poco equipo de grabación y mucha pasión, hoy es una empresa de casi 25 personas que enseñan inglés, alemán, francés, japonés, italiano, portugués y programación básica.
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Sus estrategias de mercadeo lo hicieron virales en redes. El "francés tóxico", como es conocido en la web, busca estudiantes tóxicos interesados en aprender por el precio de un tinto al día. Por $1.000 diarios los interesados recibirán 2 clases en vivo por semana de manera virtual, tareas, recomendaciones, datos sobre la cultura y un acercamiento al idioma constantemente. Cada nivel dura 90 días.
“A mí me frustraba que hay muchos lugares donde se puede estudiar, pero los precios son muy altos para las personas con recursos económicos limitados, y yo quería ofrecer algo que se acerca a lo que tenemos en mi país, que es una educación casi gratuita”.
Meslier considera que el éxito del programa nace de la pasión de compartir y apoyar a la gente. Su público objetivo son aquellos que trabajan en el día y quieren transformar su vida, ya sea por deseos de migración o por aprendizaje. También considera que otro de sus puntos fuertes es que los estudiantes construyen una comunidad “tóxica” donde se apoyan, comparten tips de migración, oportunidades de crecimiento e incluso empleos.
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El "francés tóxico" considera que su sistema es muy descomplicado. En dos años y medio más de 30.000 personas han tomado los cursos y la acogida al programa se ha dado, principalmente, por el módico costo de los mismos, pero también porque cualquiera es bienvenido a aprender. “Hemos tenido campesinos, adultos mayores, y ellos lo logran”.
Otro de los factores importantes ha sido que Doniphane considera que dentro de su empresa están los mejores. Afirma que su organización tiene como prioridad el reclutamiento de personal para perfiles específicos con algún tipo de discapacidad sensorial o de movilidad, esto con el fin de fomentar el acceso al empleo e igualdad de oportunidades.
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Después de estos años, el "francés tóxico" continúa alentando a las personas a que aprendan nuevos conocimientos y derriben sus barreras. En cuanto al idioma, dice que las personas deben dejar de lado los comentarios negativos que puedan tener los demás frente a su proceso, y que simplemente deben enfocarse en su meta y avanzar paso a paso de forma firme para obtener resultados.
“El miedo no les sirve para nada. La pena tampoco. Cuando yo llegué a Colombia no hablaba español. Yo sigo pronunciando mal la R y la J, pero el idioma sirve para comunicarse y ya”, concluye entre risas el profe que se denomina como “más tóxico que tu ex”.