Murió Rosita Palmer, bailarina y coreógrafa del grupo Menudo, a los 79 años

Rosita Palmer, bailarina y coreógrafa del grupo Menudo, murió el martes 20 de junio, confirmó su familia, que contó detalles de las complicaciones de salud que enfrentaba la mujer de 79 años.

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La también profesora de baile Rosita Palmer Figueroa, reconocida entre otras por el dúo “Rosita y Mariano”, murió a causa de un infarto cardiaco.

Inés Quintero Narváez, esposa de Rafael Nadal, hijo mejor de Rosita Palmer, le comentó al diario El Nuevo Día que, aunque la otrora coreógrafa del grupo Menudo “estaba muy bien”, tuvo una caída en un hogar geriátrico, donde se fracturó la cadera.

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“La llevamos al hospital de emergencia y, aunque salió bien de la operación, al traerla a casa nos dimos cuenta de que tenía COVID y que salió del hospital con una bacteria. Ella llevaba tres meses en el hospital, entubada, en el área intensiva del Hospital Metropolitano. La revivieron como cuatro veces, ha sido un periodo bien intenso”, explicó Quintero Narváez. Pese a que esperaban que pronto se recuperara para regresar a casa, su deceso los tomó por sorpresa.

En el mundo de la música, el grupo Menudo ha dejado una huella imborrable, conquistando corazones y llenando estadios con su energía y talento. Entre los integrantes de esta icónica agrupación destacaba una figura talentosa: Rosita Palmer, considerada una bailarina y coreógrafa extraordinaria.

Rosita Palmer nació y creció en una familia dedicada al arte, lo que despertó su pasión por la danza desde temprana edad. Su amor por el baile la llevó a perfeccionar su técnica en diversas disciplinas, incluyendo ballet clásico, jazz y danza contemporánea. Su dedicación y talento no pasaron desapercibidos, y pronto se convirtió en una bailarina destacada en el mundo de la danza.

Al unirse al famoso grupo Menudo como bailarina y coreógrafa principal, su estilo único y dominio de diferentes géneros de danza le permitieron aportar un toque fresco y dinámico a las presentaciones del grupo. Su habilidad para crear coreografías originales y su pasión por el baile contribuyeron a elevar el nivel artístico de Menudo.

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Con su carisma y profesionalismo, Rosita Palmer se ganó rápidamente el cariño y el respeto de los fanáticos de Menudo alrededor del mundo. Su presencia en el escenario era magnética, y su destreza para combinar movimientos precisos con expresiones emotivas cautivaba a la audiencia en cada actuación. Su trabajo en conjunto con los demás integrantes del grupo creó una dinámica única y una conexión especial con el público.

Además de su destacada labor en Menudo, Rosita Palmer también incursionó en proyectos individuales como coreógrafa y colaboró con reconocidos artistas de la industria musical.