Hasta en su tierra, Vicente Fernández profesó su gran amor por Colombia. Una paisa, Marcela Ortiz, fue quien le entregó el pabellón nacional al artista en el último concierto denominado ‘Un azteca en el Azteca’, después de toda una proeza.
“Al estadio Azteca no dejaban entrar ese tamaño de banderas (…) me devolví, le di la vuelta al estadio, una hora caminando, recuperé la bandera y ya entré la bandera de una forma escondidita (…) estaba ya acercándome a la tarima y él de un momento a otro dice, ¿esa no es la bandera de Colombia?”, contó Marcela.
Un año y medio después, Marcela y su familia visitaron el rancho de Los Tres Potrillos con la ilusión de conocer personalmente a Vicente Fernández, el Charro de Huentitán.
“Durante 4 días estuvimos pasando efectivamente cada día. Yo, con mi hija, le llevábamos cartas de amor (…) Yo le dije a mi esposo ‘te aseguró que nos van a recibir’ (…) El mánager recibió una llamada y llegó y le dijo a mi esposo ‘su mujer es de fe, el patrón los va a recibir’ y las lágrimas se nos salían”, aseguró.
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Tras la insistencia, el mismo Vicente Fernández los hizo pasar a su casa. Isabela, la hija menor de Marcela, cantó a capela y se robó su corazón.
“Fue un momento supremamente hermoso, conocer a esa persona tan sencilla, cantó con mi hija, la abrazaba, le decía no te vayas de acá, quédate en el rancho conmigo”, señaló.
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Marcela es amante de la cultura azteca y el mariachi. No en vano, atiende su propio restaurante mexicano y hoy guarda como tesoros las fotos, los recuerdos y cada momento con Vicente Fernández.