La Palma de Oro a Anora fue la última sorpresa del Festival de Cannes, en la que triunfaron las actrices latinas de Emilia Pérez en una 77 edición que acogió el regreso de hijos pródigos, como Francis Ford Coppola y Kevin Costner, el espectáculo de Furiosa y mucho glamour en la alfombra roja.
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Doce días de mucho cine, en el que ha habido menos posicionamiento político que otros años en una alfombra roja por la que pasaron estrellas como Emma Stone, Chris Hemsworth, Anya Taylor-Joy o Demi Moore, pero también desfiló por ella la llama olímpica en su camino hacia París.
Palma de Oro inesperada
Tras el estreno el último día de The seed of the sacred fig, de Mohammad Rasoulof, huido de Irán para escapar de la cárcel, todas las miradas estaban puestas en él para llevarse la Palma de Oro, pero al final se quedó con el Premio Especial del Jurado.
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Y la Palma de Oro fue para el estadounidense Sean Baker con su divertidísima Anora, con una brillante Mikey Madison como una bailarina erótica y escort ocasional que se casa con el hijo de un oligarca ruso.
Una película brillante con algunas escenas memorables y que también es una defensa de las trabajadoras sexuales.
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Pero, aunque el trabajo de Madison fue muy bueno, el jurado, con buen criterio, decidió premiar a todo el elenco latino de Emilia Pérez, la propuesta más original del festival, llegada de la mano del francés Jacques Audiard.
La española Karla Sofía Gascón, la dominicana Zoe Saldaña, la estadounidense Selena Gomez y la mexicana Adriana Paz se llevaron con justicia el premio de interpretación del festival.
El regreso de grandes
Un festival que vivió emocionado el regreso de grandes y veteranos nombres, empezando por uno de los maestros vivos del cine, Francis Ford Coppola.
Llegaba 45 años después de llevarse la Palma de Oro con Apocalypse Now y recordando cómo en aquel 1979 llegó con su hija Sofía a hombros. Este año le acompañaba su nieta Romy para presentar una locura, Megalópolis, hecha por Coppola porque puede, quiere y tiene dinero.
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Otro que ha arriesgado todo lo que tiene y hasta ha hipotecado sus cuatro casas ha sido Kevin Costner, para poner en marcha un gigantesco proyecto sobre la conquista del Oeste americano, Horion. En Cannes presentó la primera parte y aseguró que iría a buscar a los millonarios con yates atracados en la Croisette para poder terminar las cuatro películas que lo componen.
Mientras que Meryl Streep y George Lucas llegaron al festival para recibir sendos homenajes. En forma de Palma de Oro de honor -junto a una tercera para los Estudios Ghibli- y de charla para contar mil y una anécdotas.
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En el caso de Streep, que perdió su primer Óscar en el baño y que se enamoró de Robert Redford cuando le lavó el pelo en la mítica escena de Memorias de África.
Y en el de Lucas, que nunca le ha gustado que le digan cómo hacer sus películas y que Star Wars es y siempre ha sido "una película para niños".
Espectáculo, pero menos en la alfombra roja
Todos estos grandes nombres pasaron por la alfombra roja, al igual que otros veteranos como Demi Moore, que protagonizó otro de los regresos más comentados del festival en una película gore muy bien recibida, The Substance.
Pero lo cierto es que los mayores gritos de los fans se los llevaron los intérpretes más jóvenes. Emma Stone, que llegó de nuevo de la mano de Yorgos Lanthmimos, en la que también estaban Margaret Qualley y Hunter Schafer; Anya Taylor Joy junto a Chris Hemswoth, acompañado por su esposa, Elsa Pataky, todos ellos parte del elenco de Furiosa, la quinta entrega de Mad Max.
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O Selena Gomez, la más aclamada del elenco más latino del festival, el de Emilia Pérez, del francés Jacques Audiard, la película más sorprendente de esta edición.
Un musical sobre un narco mexicano que transiciona a mujer y que cuenta con Gomez, una gran Zoe Saldana, Edgar Ramírez y la española Karla Sofía Gascón, más conocida en México que en España.
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Pocas consignas políticas en una alfombra roja que le sirvió a Cate Blanchett -que llegó con una película y como embajadora de buena voluntad de ACNUR- para formar una bandera palestina.
El rojo de la alfombra completaba su vestido blanco y negro con forro verde que la actriz no paraba de mostrar.
Y aunque hubo muchas amenazas previas, no hubo nuevas revelaciones dentro del #MeToo francés ni huelgas del personal del festival para protestar por sus condiciones salariales y sociales.
En lo que se refiere al #MeToo solo se dejó oír la voz de la actriz Judith Godrèche, que se ha convertido en el gran símbolo del movimiento en Francia.
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Presentó un cortometraje en el que cientos de víctimas claman contra el silencio sobre los abusos, Moi aussi (Yo también), un filme que "pertenece a todos aquellos y aquellas que un día por fin pudieron contar su historia" y a los "viven todavía en el silencio".
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