El pasado 19 de septiembre fue un día lúgubre para la televisión colombiana. En horas de la mañana se confirmóla muerte de la comediante Fabiola Emilia Posada Pinedo, más conocida como La Gorda Fabiola , querida humorista de Sábados Felices, de Caracol Televisión, programa donde trabajó con su esposo Nelson Polanía o Polilla.
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Para Polilla estos no han sido días fáciles, pues para él, La Gordita era “mi esposa, mi amiga, mi amante, mi compañera”, dijo en una reciente entrevista para el programa matutino Día a Día.
A través de las redes sociales, Polilla ha compartido cómo ha llevado su duelo, el cual está a pocos días de cumplir un mes.
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La fiel compañía de Polilla durante el duelo
Polilla escribió en Instagram: “Las experiencias de vida nos traen muchas enseñanzas. Ahora ellos se han convertido en una pieza fundamental para nuestra compañía, es increíble como nos hemos dado cuenta que un perrito ayuda tanto en estos momentos. Compartimos ahora muchas cosas con este par de seres”.
Hace unos días, el humorista compartió que Benito, el fiel perrito de su esposa, la ha estado extrañando . Precisó que “Benito está triste porque no ha vuelto a ver a su ‘mamá’, pero feliz porque ya tiene su ‘papá’. Ya nos involucramos sentimentalmente con mi hijo peludo, como decía ella... 👍😌🦮”.
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Polilla visita lugares mágicos a los que fue con La Gorda Fabiola
En la publicación realizada este 12 de octubre, Polilla subió unas fotografías junto con su hijo Nelson David Polanía Jr y sus dos perritos. En esta, compartió una serie de imágenes en las que recorre los lugares a los que fue con La Gorda Fabiola.
El humorista explicó que “revivimos ahora momentos juntos, muchos instantes que quedan en nuestra memoria, en los sitios y espacios que disfrutamos. Es duro, pero sanador. Es enfrentar el duelo de una forma algo cruel, pero consuela el espíritu. Al principio es como echar alcohol en una herida, te duele, gritas, pero luego reconforta la mente”.
En medio de sus momentos de reflexión, Polilla ha concluido que “la pena es intangible, no se ve, pero me he dado cuenta que hablar de ello también te conecta con tu interior y va desprendiendo aflicción, vas logrando una paz muy grande cada vez que la memoria invade tu espacio y por eso lo hago”.
Con estos viajes, Polilla ha podido seguir sintiendo a su gran amor: “He llegado a recordarte con una sonrisa y hasta con una carcajada con nuestra familia, amigos y compañeros a través de un chiste o una anécdota hilarante. Porque eso representabas: risas y felicidad. Cada día me siento más agradecido con Dios porque nos cruzó en esta vida y agradecido contigo porque, aunque ya no estés, me has enseñado en los últimos días tantas cosas y, sobre todo, he aprendido a valorar lo que antes pasaba desapercibido… Gracias infinitas, mi amor”.
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