Hablar de Darío Gómez
, el rey del despecho, es tocar en lo más profundo el corazón orgulloso de la familia Gómez Zapata, nacida y criada en el campo de San Jerónimo, occidente de Antioquia.
Gerardo Zapata no solo es uno de los hermanos con rasgos más similares a Darío, sino que el color de su voz logra envolver entre sentimientos encontrados a los fanáticos del maestro de la música popular colombiana. Revivió una anécdota de cuando eran niños.
“Cuando él tenía 16 años y yo tenía 11 jugábamos bolitas. Les quitaba los calzones a mis hermanas, les quitaba los cauchitos y hacía guitarritas en el mecedor con el que revolvían la natilla y se dedicaba a cantar. Eso no se me olvida de mi hermano”, contó.
William, uno de los hermanos menores del rey del despecho, con su voz entre cortada y sus ojos bañados de tristeza, le habló por última vez a su hermano adorado, al que llama el grande de la familia Gómez: “Te fuiste, Darío, pero me estás demostrando que te adoraban. Aunque me duela, te fuiste en una hora que Dios es perfecto, donde no te fuiste viejito del todo”.
Una familia numerosa, de 13 hermanos y un sinnúmero de nietos, sobrinos y amigos que hoy resaltan el legado que tiene coreando a niños y viejos las canciones del despecho.