El tenor italiano cantó desde la Catedral de Milán una plegaria musical con la que pidió por la esperanza de la humanidad en momentos de fragilidad.
Este fue, sin lugar a duda, un recital sin precedentes en uno de los símbolos religiosos más importantes de Italia.
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Acompañado del organista del domo y sin público, Bocelli honró a la Virgen María con música para el alma de los fieles católicos que hoy conmemoran la resurrección de Jesucristo.