El chef colombiano Guido Niño se interesó por el mundo culinario desde que era pequeño y decidió viajar a Europa con el objetivo de convertirse en un profesional. Actualmente es el chef principal y copropietario de un restaurante en el sur de Francia que cuenta con el reconocimiento de una estrella Michelin.
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De acuerdo con el experto de la cocina, este reconocimiento lo ha obtenido gracias a “la perseverancia o la terquedad de lo que uno cree y siente”, pues siempre ha plasmado sus raíces en cada plato que prepara. “Uno tiene una mezcla de lo que uno es e intenta plasmarlo en lo que uno hace”, comenta.
El joven, quien ha sido llamado en diferentes ocasiones como artista de interpretación de experiencia, asegura que no piensa en sí mismo de esta manera: “yo me consideraría un artesano. La cocina es más bien de las manos y lo que uno hace al final puede ser considerado como arte o no”, añade.
La estrella Michelin es un reconocimiento que se le hace a los restaurantes por su excelencia gastronómica a nivel mundial, donde se destaca la calidad de los ingredientes utilizados, la calidad y la creatividad de los platillos para crear sabores y experiencias diferenciadas. “Tener esta estrella representa salir del común para hacer algo más único y especial”, agrega el colombiano.
Guido Niño recuerda que en sus inicios cuando llegó a Europa empezó trabajando como repartidor de pizza y se acercó a su primer restaurante lavando platos, donde se empapó del movimiento de la cocina y el proceso que hay detrás de cada preparación.
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A partir de ese momento comenzó su trayectoria en el mundo culinario y desarrolló un interés por la cocina científica. Adicionalmente, aseguró que durante sus vacaciones se ofrecía como voluntario para trabajar en diferentes restaurantes del continente, sin obtener remuneración alguna. “Me encontré gente en el camino que creyó en mí, me apoyaron y me enseñaron muchas cosas”.
Sin embargo, este proceso no fue tan fácil para el artesano de la cocina, pues recuerda que en sus momentos más difíciles se sentía solo al estar lejos del calor de su familia, pero también destacó el aprendizaje que adquirió como persona, que le permitió recoger los frutos de los que goza hoy.
Con la suma de experiencias, se convirtió en el chef principal y copropietario del restaurante Likoké ubicado en Les Vans, una población en el sur de Francia. “La estrella Michelin ya la tenía el restaurante cuando yo pasé a ser el chef, y yo la he mantenido, entonces pasó a ser mía”.
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El reconocido chef, oriundo de Cali, ha mantenido sus raíces vallecaucanas en la preparación de sus platos, elevando la comida típica de la región a otro nivel, por medio de un “menú degustación”.
“He creado platos en los cuales cuento un poco lo que yo era cuando era pelao, un joven. Tengo un plato que todos conocen, el bofe, para llevarlo a un restaurante hay que hacerlo a un nivel que sea mucho más justo y preciso”, recalca.
“Este menú lo llamé bofe de estadio porque ese bofe lo recuerdo de cuando iba al estadio Pascual Guerrero con mi mamá a ver al Cali y luego íbamos a una fritanguería”, señala.
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