Diva Jessurum celebra la vida después de batallar casi un año contra el cáncer de seno, proceso de recuperación que inició con muchos cuestionamientos.
Reveló que en medio de su proceso de recuperación de un accidente donde le habían colocado una platina y siete tornillos en un brazo fue diagnosticada con cáncer de seno.
A pesar de preguntar dónde estaba Dios en medio de la enfermedad y por qué estaba atravesando este proceso, enfrentó la situación con la fortaleza que la caracteriza.
“Las personas aparentemente más fuertes son las que íntimamente enfrentan unas luchas muy grandes porque la primera lucha es con uno mismo. Lo que más me dolió era que yo estaba enferma y no podía hacer nada por mí misma para mejorar, sino que dependía de los médicos, de Dios y de los tratamientos. Es una sensación de impotencia”, contó.
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El primer paso para Diva Jessurum fue hacerse amiga de su mal, entenderlo al lado de su familia y del equipo de médicos especialistas.
Afirmó que en medio del proceso se puso muy nerviosa y su médico le aconsejó: “No le tengas miedo al cáncer”. En ese momento pensó que no le temería y que la enfermedad debería ser la que le tuviera miedo a ella.
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Una lucha que decidió librar en silencio
Diva Jessurum contó sus motivos del porqué hasta ahora revela su proceso con el cáncer de seno: “Primero, porque el que no te quiere se alegra; segundo, porque yo no quería que en la empresa dijeran: ‘Diva ya no está en la capacidad de hacer ‘x’ o ‘y’ cosa, yo no quería ser señalada o apartada”.
Relató que después de las quimioterapias se iba a un restaurante con sus seres queridos a disfrutar la comida y a celebrar que cada vez quedaban menos tratamientos.
En el proceso no le tuvo miedo a la muerte, pero sí a los dolores de la enfermedad, “a lo desconocido, a lo que yo no voy a saber que me voy a encontrar”.
Su fe es mucho más grande, pues dice que antes era una racional y ahora es una espiritual, sentimental y emotiva. “Vivo súper agradecida con Dios. Yo doy gracias por todo, todo el día”, afirmó Diva Jessurum.
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Ahora cuenta su historia para invitar, inspirar y enviar un mensaje de esperanza de vida. Enfatiza que “no hay que tenerle miedo al cáncer, hay que tenerle respeto porque nosotros nos podemos morir de cualquier cosa”.