Fernando Botero
donó varias de sus obras a Medellín, la tierra que lo vio nacer. Solo en el Museo de Antioquia se exhiben 189 de sus creaciones y en la plaza que lleva el nombre del maestro, de 7.000 metros cuadrados, hay 23 esculturas.
El altruismo del artista con Medellín y el Museo de Antioquia empezó con el óleo Exvoto, la primera pintura en 1974.
“Es una obra muy importante, para mí la más importante que tiene la colección en este museo porque muestra algo importantísimo y es la fe que el maestro le tiene al arte para convertir casi en algo sagrado la cotidianidad de la vida”, afirmó Camilo Castaño, curador de la exposición.
Dos años más tarde, en 1976, le siguió otra insignia de una de sus colecciones, Pedrito a caballo,
una de las pinturas que bautizó también una de las salas del museo, Pedrito Botero.
El óleo fue un homenaje al hijo del artista que falleció en un trágico accidente en Madrid, España, cuando el niño tenía apenas 4 años. En el hecho, el maestro también perdió una falange de la mano.
En la pintura, Fernando Botero retrató sus ojos en los del caballo para plasmar la tristeza que le produjo la partida repentina de su hijo menor. Con esa obra, según María del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia, el maestro “nos dice que lo más difícil se afronta mirándolo a los ojos”.
Y a ese legado se sumó la donación de 187 obras más entre óleos, pinturas y esculturas, lo que obligó a que la sede del museo se trasladara al antiguo palacio municipal, una joya arquitectónica del centro de la capital antioqueña con 18.000 metros cuadrados y 6 salas de artistas nacionales y extranjeros.
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María del Rosario Escobar sostuvo que Fernando Botero “quiso fortalecer este museo para que los jóvenes, las jovencitas, los niños, las niñas, aquellos que quieran hacerse artistas puedan tener una institución sólida a la cual puedan llamar también su casa, su universidad, y esta donación, tanto en la que estamos como la sala internacional, pertenecen a esa motivación”.
Juan Carlos Botero, hijo del maestro, habló el pasado 6 de septiembre del gran amor de su padre reflejado en toda su obra.
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“La totalidad de las obras que mi padre ha regalado a su tierra de nacimiento ha sido la materia prima de su arte toda la vida. Él, como sabes, es un orgulloso antioqueño, vive enamorado de su patria. Él dice que hay que vivir enamorado de la vida y del país, y lo practica permanentemente”, afirmó.