'La tierra del olvido' llegó en 1995, en ese momento Carlos Vives le apostó a buscar sus raíces musicales, sin importarle que la industria rechazara su nueva propuesta.
Como gitano, recuerda Vives, se fue junto a sus músicos a buscar esa sonoridad que sacó al vallenato de su zona de confort mezclándolo con la cumbia, gaita, los sonidos indígenas y el rock.
Con la información de ese laboratorio musical se trasladaron a un estudio en Bogotá, en donde grabaron el disco ‘La tierra del olvido’ en ocho semanas.
Hoy, 25 años después, es su gran obra, memoria y esencia.