Un trágico suceso sacudió Villavicencio el 11 de agosto de 2010. La explosión de granada dejó a una familia devastada y desencadenó una compleja investigación que desenmascaró un vínculo tóxico marcado por la violencia y la obsesión. El Rastro conoció en 2019 crudos detalles de esta tragedia.
Aquel día, la calma que se respiraba en el barrio La Vainilla, de la capital del Meta, se vería interrumpida a causa de un hecho trágico que causaría el dolor más grande para una familia. En ese momento, Estefany Prieto, de 19 años, estaba junto a su hermanita de 7 años, Isis Andrea.
La hermana mayor, Patricia Prieto, estaba en la tienda del barrio comprando los ingredientes para el almuerzo y unas empanadas, pero regresó a la vivienda, en la que también se encontraba Andrés, un hermano que con síndrome de Down. Mientras tanto, Luz Valencia, la madre de familia, se encontraba en la cocina.
El silencio del hogar fue interrumpido por una fuerte explosión. “Escuché y quedé de una vez con ese zumbido en los oídos y no supe de más”, recordó Estefany. Por su parte, Luz señaló: “Muy duro, durísimo, toda la mitad de la casa quedó cubierta en humo”.
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La madre salió corriendo y encontró a la pequeña Isis Andrea tirada en el suelo y la recogió para sacarla de la casa. “Entre el humo sacaron a mi hermanito, estaba cubierto en sangre”, rememoró Estefany sobre Andrés.
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Isis Andrea y Marco Andrés fueron trasladados a un centro de atención médico. De inmediato, la Policía Judicial y técnicos antiexplosivos comenzaron a investigar.
No había pasado una hora cuando la familia fue notificada sobre la condición de Isis. "La menor, a pesar de la reanimación por parte del personal médico, había fallecido”, aseguró Alexander Ladino, investigador.
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La alegría de este ángel, como todos la recuerdan, fue apagada muy pronto a causa de las heridas. Marco Andrés se salvó de morir, aunque su cuerpo quedó lleno de esquirlas.
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Una historia de maltrato y obsesión
¿Cómo era posible que estallara una granada al interior de un hogar? ¿Quién quería hacerle daño a una menor de 7 años y a su familia? Eran las preguntas que se hacían todos.
“Al mirar los antecedentes, pues es una familia común y corriente, no tenían antecedentes... ellas con más con la mente más despejada nos comentan que detrás este hecho puede estar detrás el señor Carlos Efraín Sánchez”, afirmó el investigador Ladino.
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Estefany señaló a su expareja y padre de sus hijas, quien se convirtió en el principal sospechoso del atentado contra la casa de la familia Prieto Valencia. Él insiste en que no tiene nada que ver.
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La Fiscalía comenzó a indagar sobre la historia de la pareja y el hombre señalado de 38 años. Dentro de la perfilación se determinó que la relación de pareja comenzó en el año 2007, él con 34 años y ella con 17. Estefany tenía un hijo fruto de otra relación.
Carlos Efraín se volvió parte de la familia. La Fiscalía conoció que Estefany y Carlos convivieron pero, según ella, sólo dos meses bastaron para que su príncipe azul se transformara en un monstruo.
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En el testimonio que Estefany les entregó a las autoridades describió cientos de episodios marcados por el maltrato. “Yo me podía asomar a una ventana, yo no podía hablar con nadie, él cerraba puertas, ventanas, todo y nadie me podía ver que yo estaba ahí”, aseguró a El Rastro. En el 2009, ella quedó embarazada de Carlos. Señaló también que la golpeaba y abusaba.
En su relato a la Fiscalía declaró que incluso en estado de embarazo recibió maltratos por parte de su pareja. “Fue denunciado por violencia familiar ante la Comisaría de Familia, pero ella tal vez por el enamoramiento que tenía siempre le perdonaba esa violencia y regresaba con él”, añadió la fiscal Lisbeth Esperanza Bernal, quien fue asignada al caso.
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Durante la investigación y mientras la Fiscalía ahondaba en el testimonio de la mujer, las autoridades se preguntaban si estas razones eran suficientes para vincularlo directamente con la explosión de la granada.
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La madre de Estefany también señaló que fue víctima del hombre, relató que fue secuestrada como forma de presionar a su hija para que volviera con él. La pareja regresó.
Estefany no aguantó más y en agosto de 2010 tomó la determinación de dar por finalizada la relación. Se fue para la casa de su madre y le contó que estaba nuevamente embarazada.
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Finalmente, la Fiscalía encontró un hecho vinculante: sólo había tres días de diferencia entre el escape de la joven y el ataque. Se emitió una orden de captura y pasó un año. El hombre se fue de la casa junto a su bebé y no se sabía de él.
Estefany dio a luz y Efraín reapareció con la intención de que se dieran otra oportunidad. Les notificó a las autoridades y decidieron seguirle la idea con el fin de atraparlo. Se encontraron en Bogotá y fueron interceptados.
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Comenzó un proceso judicial por los delitos de terrorismo, homicidio agravado, lesiones agravadas, tráfico y porte de armas de uso privativo de las Fuerzas Militares. El hombre se declaró inocente, pero fue privado de su libertad.
Cuando Patricia, la hermana mayor, se encontraba en la tienda la mañana de los hechos, asegura vio tres veces a Efraín en una moto junto a otro hombre cerca de la vivienda.
Después de dos años de juicio, para el juez los elementos entregados por la Fiscalía sí tenían peso y emitió su sentencia. En febrero de 2013, fue declarado culpable del ataque con una granada que causó la muerte de la menor y Isis Andrea. El conductor de la moto aún no ha sido identificado.
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Carlos Efraín no admitió responsabilidad, pero fue condenado a 56 años de prisión que se suman a 10 que tendrá que pagar adicionales por el delito de secuestro en contra de su suegra.
Reviva la investigación de El Rastro aquí:
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