El 13 de enero de 2007, la desaparición de María Cecilia Vivas, una madre trabajadora y esposa ejemplar, conmocionó a todos los habitantes del barrio El Progreso en Buenaventura. Las autoridades pasaron varios meses buscando a la mujer y la investigación reveló un atroz crimen. El Rastro conoció detalles del caso en 2015.
María Cecilia Vivas tenía 38 años y era oriunda de Mosquera, un pequeño municipio ubicado en la costa Pacífica nariñense. Creció en una familia humilde, pero con muchas ganas de salir adelante. Con el deseo de ayudar a su familia, llegó a Buenaventura a los 13 años.
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Allí conoció a Harvey Arroyo, con quien se casó y tuvo dos hijas, María del Pilar y Leyla. Siendo muy jóvenes, la pareja se enamoró y creó una familia basada en el amor y el respeto, según comentaron sus familiares. “Él era buena persona. Usted llegaba a la casa y nunca veía a Harvey de mal genio, porque él era cariñoso”, aseguró Clara Salas, madre de María Cecilia.
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No obstante, la familia empezó a tener problemas y discusiones debido a las actitudes de Harvey. Al parecer, el hombre malgastaba el dinero y lo invertía en juegos de azar. Según Clara Salas, él desarrolló una adicción al juego, lo que llevó a su esposa a tomar la decisión de separarse de él.
“Solo sé que en ese momento ella se quería separar. No sabía qué hacer, si separarse o seguir con él”, dijo María del Pilar, hija mayor de la pareja.
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María Cecilia, aconsejada por sus hermanos, decidió darle una oportunidad a Harvey. Sin embargo, la situación en su hogar no cambió.
La desaparición de María Cecilia
Los hechos ocurrieron en la mañana del 13 de enero de 2007, cuando Harvey alertó a los familiares de María Cecilia de que ella no había regresado después de haber dicho que iba a la tienda a comprar un pollo.
Familiares, vecinos, amigos y la comunidad salieron a las calles de Buenaventura en busca de María Cecilia. Con el paso de las horas, la desesperación aumentaba.
La primera hipótesis de las autoridades era que se trataba de algún grupo criminal, debido a que la violencia era común en el sector donde vivía. No obstante, rápidamente esta versión fue descartada.
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Crudo testimonio
Mientras la familia de María Cecilia buscaba desesperadamente su paradero y las autoridades seguían con la investigación, María del Pilar, la hija mayor de la víctima, que en ese entonces tenía 7 años, guardaba un oscuro secreto.
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Luego de que pasaron cuatro meses de la búsqueda, la pequeña reveló lo que había ocurrido con su madre.
“Nos acostamos y al rato yo escuché que ella gritaba ‘Harvey, no me maté’. Nosotras empezamos a decir que queríamos ir al baño...Entrando al cuarto, él nos cogió y nos encerró con mi hermana. Al otro día no volvimos a saber de mi mamá”, reveló María del Pilar.
Además, los investigadores del CTI afirmaron que, tras el rastreo del celular de la víctima, no se halló ninguna llamada de Harvey, quien aseguró que había llamado insistentemente a su esposa tras su desaparición.
“Él me dijo que me iba a contar qué había hecho con ella. Me dijo que la había matado y enterrado en el sótano, pero que yo no podía decir nada porque, si no, me mataría y me encerraría con ella”, añadió la hija de la víctima.
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Las autoridades ordenaron el allanamiento de la vivienda y encontraron unos arreglos en el sótano de la casa. Allí hallaron el cadáver de María Cecilia. “Yo tenía miedo de hablar, de que él me hiciera daño”, relató María del Pilar.
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El sujeto fue capturado y aceptó el delito de homicidio agravado. Harvey realizó un preacuerdo con la Fiscalía para obtener rebajas en su pena. “Estábamos durmiendo y yo asfixié a mi esposa. Le tapé la nariz y la boca por un minuto, cuando de repente ella ya no se movía... La enterré en el sótano de mi casa”, dijo Harvey en su declaración oficial a las autoridades.
Harvey Arroyo fue condenado a 18 años de prisión por el asesinato de su esposa. No obstante, pagó solo la mitad de su condena tras considerar su buen comportamiento.
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