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¿Los asfixiaba? El perturbador método del 'monstruo de la soga' con mototaxistas

Una serie de misteriosas desapariciones de jóvenes mototaxistas en el César llevó a la Policía a investigar un crudo patrón: todos estaban atados con sogas. ¿Quién era el responsable?

Asesino de mototaxistas
Luis Gregorio Ramírez, presunto asesino serial de motociclistas en el departamento del César.
El Rastro

En 2010, la tranquilidad del departamento del César fue interrumpida. Extrañas desapariciones de jóvenes mototaxistas empezaron a llamar la atención de las autoridades. Todas las víctimas tenían algo en común: sus cuerpos estaban atados con sogas. Pero, ¿quién estaría detrás de estos violentos crímenes?

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A mediados de noviembre de 2007, un aviso de emergencia alertó a toda la comunidad tras la muerte de un joven que fue encontrado con unos amarres particulares, a su lado había una carta que decía ‘familia perdónenme, ya no vuelvo a causarles más problemas’, un aparente suicidio, según la primera hipótesis de la Policía.

Sin embargo, no había ninguna razón que demostrara que el joven se había quitado la vida. Sus familiares negaron que sufriera de depresión o algún problema de salud mental y dijeron que tampoco tenía dificultades económicas. Además, las autoridades no tenían pistas sobre un posible homicidio.

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En 2010, la versión de los hechos cobraría sentido para la Policía. “Empiezan a parecer varios casos con características similares. Lo que nos llevó a enrutar que se trataba de un patrón que era utilizado en todos los casos porque en las escenas se encontraba el mismo tipo de amarre”, afirmó Juan Carlos Sánchez, investigador criminal.

Se encontraron unos 12 cuerpos sin vida. Al ver la magnitud del hallazgo, un grupo de investigadores de la Policía Nacional empezó a realizar la respectiva búsqueda. Allí pudieron determinar que el perfil de las víctimas era mototaxistas de 17 a 35 años y todos hombres.

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Una de las víctimas fue identificada con el nombre de Carlos Alberto Ramírez Algarín, de 27 años. “Era un muchacho que no se metía en problemas... Decidió hacer mototaxi para pagarse la carrera. Carlos desaparece el sábado 6 de febrero del 2010, yo lo había invitado a una fiesta, pero él nunca llegó”, mencionó Álex, su hermano.

Su familia desesperada lo buscó durante 5 días, hasta que les informaron que su cuerpo había sido encontrado en un matorral. “El cuerpo estaba en descomposición, tenía pertenecías de él y al lado había unos platos desechables con comida, un rosario y nos preguntamos ‘¿quién pudo haberle hecho esto?'”.

Lo mismo se preguntó María Mercedes, esposa de Ricardo Alfonso Jacome, quien fue hallado sin vida 20 días después y con características similares. Cuerpo tras cuerpo fueron encontrando las autoridades, incluso en los departamentos de Santander y Magdalena.

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¿Quién era el homicida de estos jóvenes mototaxistas?


Dos detalles fueron clave para establecer el paradero del presunto asesino serial: las pertenencias de las víctimas y sus motocicletas. A finales de 2012, las autoridades interceptan el celular de John Jairo, que desapareció el día de su atroz muerte. Esa línea estaba ubicada en la ciudad de Medellín.

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Por medio de la interceptación de llamadas telefónicas se pudo establecer que el victimario era Luis Gregorio Ramírez, quien en el sistema de la Fiscalía reportaba una denuncia por desplazamiento forzado y por delito de hurto agravado.

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Ramírez fue capturado el 13 de diciembre de 2012, en Santa Marta. Tras el allanamiento en su casa encontraron los documentos de identidad de las víctimas, asimismo, sus licencias de conducción y sus cascos. “Este tipo de accesorios que guardaba el homicida los utilizaba como trofeos de cada uno de sus crímenes. Algo que le satisfacía, porque con ello recordaba una a una de sus víctimas”, indicó Juan Carlos Sánchez, investigador criminal.

Ramírez sometía a sus víctimas haciéndoles nudos en sus tobillos, muñecas y cuellos, de manera que, perdían la fuerza en sus extremidades al intentar defenderse y, automáticamente, iban asfixiándose. Por ello, el sujeto fue considerado como 'el monstruo de la soga'. En 2016, un juez de Valledupar lo condenó a 60 años de prisión, la pena máxima, pues su lista de delitos superaban los 80 años de cárcel.

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Vea la investigación completa de El Rastro aquí:

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