Hombre se ganó lotería de $600 millones y una traición lo llevó a la muerte: lo asesinaron en casa

En noviembre de 2014, Candelario Medina, un albañil de 63 años, fue encontrado asesinado en su casa, ubicada en el barrio Pontevedra, en el norte de Valledupar. La escena que hallaron las autoridades al llegar a la vivienda de este amante del vallenato fue realmente macabra. El Rastro reconstruyó el caso y habló uno de los implicados. ¿Todo por el dinero de una lotería?

El hallazgo del cuerpo de Candelario Medina se dio el 17 de noviembre de 2014 a las 6:00 a.m. luego de que la Policía del Cesar recibiera una llamada de un hombre que alertaba sobre la muerte de su padre.

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“Estaba tapado con una toalla de color blanco. Fue una escena muy macabra, ya que había sangre por todas partes. La misma escena nos hablaba de que se había ejercido mucha violencia sobre la víctima”, recordó el patrullero Juan Daza en entrevista con El Rastro.

De acuerdo con el reporte entregado por las autoridades, el cuerpo de Candelario Medina tenía más de 10 heridas generadas por elementos cortopunzantes, además le habían introducido una bolsa plástica en la garganta para torturarlo y la casa estaba totalmente “revolcada”. Más adelante, la investigación revelaría que fue atacado con martillos y destornilladores, elementos que harían parte de sus herramientas de trabajo, y los responsables del crimen intentaron manipular la escena “echándoles mucha agua” a estos equipos.

La familia de la víctima

Conocido como un hombre generoso y amante del vallenato, Candelario era padre de siete hijos. Los tres mayores eran producto de la relación con su primera esposa, el cuarto (Ismael), aunque no era suyo sino de una pareja que tuvo por un tiempo, llevaba su apellido y terminó viviendo con él antes de su muerte.

Posteriormente, nació Javier y, pese que la relación con la madre de ese niño no prosperó, los hijos mayores de Candelario Medina se encargaron de apoyarlo para cuidar de ese nuevo bebé en casa. Básicamente así se criaron los siete hijos de este hombre, considerado un padre entregado y trabajador.

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El Rastro

Se había ganado la lotería

Durante varios meses, el patrullero encargado de la investigación recorrió las calles del barrio Pontevedra, pero no logró avances. Dos eran las hipótesis sobre lo sucedido: un crimen en medio de alguna relación amorosa o un robo, que fue la que terminó tomando más fuerza.

Mientras encontraban alguna pista de el o los responsables del crimen, se develó que cuatro años antes de su asesinato Candelario Medina se había ganado 600 millones de pesos en una lotería en 2010. Desde ese momento, la investigación dio un giro.

Según José, uno de los hijos mayores de Candelario Medina, desde el momento en el que su papá se ganó la lotería sus hermanos Javier e Ismael habían despertado una ambición por ese dinero. Además, tras el asesinato comenzaron a mostrar comportamientos sospechosos, como apresurarse por la herencia.

Así las cosas, las autoridades comenzaron a armar el rompecabezas que terminó con la captura de los responsables del crimen.

Nueve meses después del homicidio, cuando sus seres queridos temían que el caso quedara impune, apareció un testigo reveló que Ismael planeó el asesinato junto con Javier y un conocido llamado Álvaro Tapias, con el único objetivo de quedarse con la herencia.

El Rastro

“Él (Álvaro Tapias) me contó que Javier e Ismael iban a asesinar el papá”, reveló en El Rastro el testigo, que explicó que no le contó antes a la Policía porque temía por su vida.

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Así fue el crimen

En 2016, dos años después del crimen, Javier, Ismael y Álvaro fueron capturados. Álvaro confesó su participación, admitiendo que fue un plan premeditado para asesinar a Candelario y quedarse con sus bienes.

“Pero si yo casi terminé de criar a Javier. Yo no podía creer que mi hermano hubiese matado a mi papá. Sentía como rabia, resentimiento, por qué él hizo eso a mi papá”, comentó Lucy Medina, la hija consentida de Candelario, quien también agregó que su progenitor “confiaba a ciegas en Ismael”, su hijo adoptivo.

Aunque todos los involucrados fueron detenidos, Ismael insistió en su inocencia y su planeada coartada hizo más difícil conseguir las pruebas en su contra, hasta que Álvaro lo señaló de ser el cerebro del crimen.

Por su parte, Álvaro y Javier aceptaron los cargos y revelaron detalles de la planeación, señalando a un cuarto implicado, un sicario al que le pagaron por matar a Candelario Medina.

La avaricia y la traición de sus propios hijos marcó el trágico final de Candelario Medina, quien ya no tenía el dinero producto de la lotería que se había ganado, pues lo había invertido en propiedades que ellos solo recibirían cuando muriera.