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Érika Sirley Pérez, una estilista de 37 años y madre cabeza de hogar, desapareció en Medellín en febrero de 2022. Aquel día, salió a trabajar como de costumbre, sin imaginar que sería la última vez que su familia la vería con vida. El Rastro conoció su caso en 2024.
Así fue el crimen
El día de los hechos, Érika salió hacia el salón de belleza donde trabajaba. Al finalizar su jornada, su amiga Marisol Álvarez Gómez la invitó a tomar unas cervezas en un establecimiento cercano. Poco después, se les unió Juan Esteban Álvarez, hermano de Marisol.
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Ante la preocupación de sus familiares por la falta de respuesta de Érika a sus llamadas, decidieron reportar su desaparición a las autoridades. Lo que comenzó como una salida tranquila terminó en tragedia. Ninguno de sus seres queridos tenía información sobre su paradero.
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“Más tarde yo la llamé y me dijo que iba a coger un Uber y a lo último me dijo ‘¡Ah, no! Me va a llevar el hermano de una compañera’”, aseguró Jair Agudelo, pareja de Érika, quien mencionó que después de esa llamada no supo nada más de ella.
La angustia creció con el paso del tiempo, lo que llevó a María Mercedes Pérez, madre de Érika, a liderar la búsqueda desde el primer momento, mientras las autoridades intentaban dar con su paradero.
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Siete días después de su desaparición, el cuerpo de una mujer fue hallado en el río Medellín. Aunque en un principio no se pudo determinar su identidad, un tatuaje permitió confirmar que se trataba de Érika Sirley.
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Pistas claves
Para las autoridades, el principal sospechoso era el novio de Érika. Sin embargo, tras verificar su paradero, se descartó su participación en la noche del feminicidio.
A través de las cámaras de seguridad, la Policía estableció que Érika, en estado de embriaguez, salió del establecimiento acompañada de Juan Esteban, quien la subió a su motocicleta y juntos se dirigieron a su residencia.
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Según el joven, dejó a Érika en un parque porque ella expresó su intención de tomar un carro para regresar a casa. Posteriormente, él se encontró con una amiga y se marchó, dejando a la mujer sola en el lugar. Sin embargo, esta versión generó dudas entre las autoridades.
La Policía interrogó a Marisol, quien también estuvo presente la noche de los hechos. La mujer afirmó que Érika “estaba muy contenta ese día”. Luego, se retiró del lugar, asegurando que su hermano se había quedado con la víctima.
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Imputación y condena
Tras la recolección de pruebas, los investigadores realizaron un allanamiento en la vivienda de Juan Esteban, donde hallaron el celular de Érika Sirley y rastros de sangre. "Al aplicar el reactivo, se observa luminiscencia en varias áreas: parte de la sala, cortinas, detrás de un mueble, en el baño y en un trapeador", afirmó el investigador.
El estudio de Medicina Legal confirmó que la sangre encontrada coincidía con la de Érika Sirley, por lo que las autoridades ordenaron la captura del sospechoso el 1 de marzo de 2022.
En un principio, el acusado no aceptó los cargos. Sin embargo, tras llegar a un preacuerdo con la Fiscalía, confesó su responsabilidad en el delito de feminicidio agravado. El joven de 28 años admitió que envolvió el cuerpo de Érika en una bolsa de basura y lo arrojó al río.
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Juan Esteban fue condenado a 31 años y cuatro meses de prisión. El informe de Medicina Legal determinó que la causa de muerte de Érika Sirley fue asfixia mecánica y confirmó que la estilista había sido golpeada por su agresor.
“Eso fue horrible, yo nunca me imaginé que él – juan Esteban – lo fuera a hacer. Yo confié en lo que me había dicho. Le pido – a Érika – que me perdone por haberla dejado con él. Desearía devolver el tiempo y nunca haberla dejado con él”, concluyó Marisol, hermana del feminicida, entre lágrimas.