El crimen del agricultor Luis Eduardo Chilito, a quien acribillaron a sangre fría el 29 de marzo de 2022, generó una exhaustiva investigación para determinar quién y por qué asesinaron. El hecho ocurrió en Popayán, Cauca, tras un partido en el que la selección Colombia se había enfrentado a Venezuela en un juego de eliminatorias.
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La mención a ese partido es importante porque verlo fue justamente la excusa con la que Luis Eduardo Chilito se reunió con su amiga Paola Andrea Bueno en un bar, mientras compartían unas cervezas. Esa noche, aunque Venezuela perdió por la mínima diferencia, Colombia quedó eliminada del Mundial de Qatar, causando decepción en los hinchas de la selección, incluyendo al protagonista de esta historia de El Rastro.
Tras salir de establecimiento nocturno, Luis y Paola abordaron un taxi rumbo a la casa de este hombre, pero lo que pasó en el camino cambió todos sus planes y él terminó malherido en una clínica.
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¿Qué ocurrió esa noche?
Durante el trayecto, según el relato del propio taxista que los transportaba, Paola le pidió que parara porque tenía nauseas, se bajó del vehículo y, en cuestión de segundos, sujetos en moto le dispararon en varias ocasiones a Luis.
“Vía radial informan que al hospital había ingresado una persona herida con arma de fuego y que había sido trasladado en un taxi. Yo pensaba que era por motivo de un hurto de motocicleta o hurto a personas”, le comentó a El Rastro el subintendente de la Policía Edwin Luna, quien estaba de turno esa noche. Sin embargo, al llegar al centro médico se enteró que la situación de la víctima era más grave de lo que pensaba: “tenía 5 impactos de bala en la cabeza”.
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Con poca información, inició la investigación de lo que había ocurrido. El investigador supo que Luis Eduardo Chilito era un agricultor de 41 años y propietario de dos fincas en el Cauca, tenía dos hijas y una esposa que no vivía en esa ciudad.
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Pese a que las heridas que tenía eran de gravedad, Luis llegó a la clínica con signos vitales y durante cinco días sus familiares guardaron la esperanza de su recuperación, hasta que el 4 de abril lamentablemente falleció.
Hipótesis de la Policía
Mientras el hombre herido batallaba por su vida en un hospital, los investigadores de la Policía identificaban las hipótesis de lo sucedido. Inicialmente, la que tomaba más fuerza era que podía tratarse de un ‘ajuste de cuentas’ o una disputa con narcotraficantes por cultivos ilícitos en las fincas de Luis.
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No obstante, rápidamente la investigación dio un giro inesperado, tras declaraciones de una extraña mujer que fue a la estación de Policía asegurando que tenía información de lo sucedido. Luego, las autoridades revisaron las cámaras de seguridad cercanas al lugar en el que Luis departía la noche del crimen e identificaron a los presuntos atacantes, a quienes les pagaron $5 millones.
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Tras las respectivas pesquisas e interceptaciones de líneas telefónicas, Paola Bueno fue capturada y terminó colaborando con las autoridades para esclarecer el caso. Entonces, habló de Fareli Noguera y entregó las identidades y ubicaciones de los sicarios que habían contratado.
Cinco meses después del asesinato, durante las audiencias, ninguno de los detenidos aceptó cargos. Aunque pensaban que la relación sentimental entre Paola y Fareli podría tener que ver con el desenlace fatal de Luis, no fue así y ella mismas se lo aseguraron a El Rastro desde la cárcel.
Entonces, ¿por qué querían matar a Luis? Fareli aseguró que su determinación no tenía nada que ver con la relación que tenía con Paola, sino que era una disputa por una finca en El Tambo, cuya propiedad compartía con este hombre.
“Cuando ya no me alcanzaba para trabajarle lo de él, porque yo quedé sola, entonces yo le dije a él que partiéramos y él cogiera su parte y yo cogía la mía (…) pero no quería”, señaló Fareli, agregando que Luis también conocía un secreto suyo y la estaba chantajeando.
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Por su parte, Paola justificó su participación en el crimen por lealtad a su pareja. “Yo la escuchaba como desesperada, porque no sé qué problema habían tenido ellos, pero pues sé que estaban teniendo un problema ellos dos”.
Finalmente, Fareli y Paola fueron condenadas a 21 y 18 años de prisión, respectivamente y los otros implicados recibieron penas similares. Se encuentran recluidos en la de Jamundí, Valle.