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Ciencia y tecnología, herramientas clave para solucionar problemas de la ciudadanía

La investigadora Natalia Jaramillo, los creadores de Hakuna, los padres de Helmy y los genios que inventaron un sistema de tratamiento de aguas residuales corren una carrera contra el tiempo por la innovación y ¡lo hacen en Colombia!

Investigadores colombianos construyen un país más innovador

Si hay algo claro que ha enseñado esta pandemia es el papel fundamental que tiene la ciencia y la tecnología para resolver los problemas de la humanidad. Sin embargo, apostarle a la investigación en este campo sigue siendo un reto no solo en Colombia sino en muchos países del mundo.

Pero este desafío no le ha quedado grande a un grupo de colombianos que, desde un salón de clase y en distintas regiones, construyen un país más innovador.

Esta es una carrera contra el tiempo que no paró cuando el resto del mundo sí lo hizo tras la llegada del COVID-19.

La UNESCO ha denominado esta como una carrera por un desarrollo más inteligente, y en El proyecto es Colombia hablan algunos de los investigadores e innovadores que la corren. Lejos de los reflectores, de las cámaras, de las tendencias en las redes sociales y las pantallas. Todos tienen algo en común y es que incluso contra el peor de los pronósticos le apuestan a resolver problemas que afectan al país.

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La primera parada de esta carrera empieza en Bogotá.

Uno de los dolores de cabeza de los bogotanos en las vías. La capital encabeza la lista de muertos por accidentes de motos y también siguen siendo altas las cifras de robo de este tipo de vehículos.

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Pero, ¿qué tal si la solución a este problema estuviera al alcance de su celular?

Jhon Alberto es motero de pura cepa y habla con orgullo de un invento seleccionado por el Ministerio de Ciencia como uno de los 10 proyectos más innovadores del país. Sus creadores lo llamaron ‘Helmy’ y en él puso su granito de arena.

‘Helmy’ busca no solo proteger la vida de los conductores de motos sino también brindarles mayor seguridad a través de un sistema antirrobo.

“El sistema antirrobo funciona de una manera muy sencilla, una vez el celular pierde contacto con el dispositivo que viene instalado en la motocicleta empieza a generar un conteo regresivo, ese conteo es personalizable. El usuario decide cuál es el tiempo para que su motocicleta se apague”, cuenta Jheyson Villavizán, estudiante de maestría de la Universidad de los Andes.

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Jeisson hace parte del grupo de estudiantes e investigadores de la Universidad de los Andes que diseñó este sistema que ya está en trámite de patente.

“Un intercomunicador convencional instalado en el casco, el cual es capaz de detectar si el motociclista lo está utilizando. Adicional a esto, en caso de un accidente, se lo reporta a la aplicación que es el siguiente componente y enviamos un mensaje de alerta temprana a dos contactos o dos acudientes para que puedan brindarle apoyo o solicitarle apoyo al motociclista”, añadió Jheyson.

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Fueron casi dos años intensos de trabajo, a punta de ensayos y errores, como ocurre casi siempre en la ciencia.

Este es uno de los retos al que se le suma un interrogante inevitable cuando se habla de proyectos de investigación y de innovación en Colombia: la financiación.

“Se financia con recursos que vienen del gobierno. Una contrapartida que coloca la facultad de ingeniería y una parte la empresa (…) La innovación es una pirinola, todos ponen, todos se benefician”, dice Alba Ávila, codirectora de investigación de ‘Helmy’.

El proyecto demuestra que vale la pena financiar estudiantes y que vale la pena financiar el talento que se forma de ingeniería y tecnología en el país.

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Otro grupo de ingenieros colombianos se acercan al final de una meta que parecía tan larga de recorrer como el río Magdalena, la segunda parada de este viaje.

Se trata de un proyecto que comenzó a escribirse en los salones de clase y que en algo más de dos años se transformó en una innovadora planta de tratamiento que permite sanear las descargas de las aguas industriales de una empresa agrícola ubicada en Soledad, Atlántico, preservando el ecosistema del rio Magdalena.

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“Estamos aprovechando ese residuo sólido que se genera por la etapa de filtración a través de 21 alternativas diferentes de manejo y disposición para este residuo. Varias de esas alternativas incluyen poder reintroducir algunos de esos componentes directamente al proceso original de fabricación de los productos (…) La idea es evitar que todo esto vaya al río y protegerlo”, sostiene Aymer Maturana, docente del departamento de ingeniería civil y ambiental de la Universidad del Norte.

Fue precisamente por el uso de equipos de tecnología no convencional que el Ministerio de Ciencia catalogó el proyecto como innovador para la región.

La labor de estos investigadores se enmarca en la problemática ambiental que está bajo la lupa de la ciencia: el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 de la ONU.

Por otro lado, jóvenes le apostaron a la micromovilidad y crearon ‘Hakuna’.

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“Combina la versatilidad y la practicidad de los monopatines eléctricos y la seguridad y la comodidad de una bicicleta. Este producto tiene un diseño totalmente diferente”, dice Luis Miguel Rúa, cofundador de ‘Hakuna’.

‘Hakuna’ tiene una capacidad de motor de 500 vatios, alcanza una velocidad de hasta 35 kilómetros por hora, con distancias máximas de hasta 40 kilómetros sin necesidad de recarga. Pero no solo es amigable con en el medio ambiente, sino con el bolsillo.

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“Se recarga más o menos unas seis horas, con el cargador estándar y tenemos un cargador adicional que lo carga en la mitad del tiempo”, añade Rúa.

Muy cerca de allí, se encuentra Natalia Jaramillo Gómez, labrando su propia hazaña. Esta doctora paisa en ingeniería, ciencia y tecnología de materiales de la Universidad Nacional de Colombia se ideó una alternativa para la regeneración de huesos.

Natalia creó una pasta hecha a base de fosfato y biovidrio que luego se instala a manera de andamio o soporte en el hueso.

“Hacemos a nivel de laboratorio un hueso sintético, con él formamos una pasta, diseñamos por un programa unos andamios que nos sirven de soporte”, explica Natalia.

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Es decir, si por ejemplo usted se fractura la mano, en vez de utilizar una prótesis metálica en la lesión, ahora podrá implantar una pasta o relleno que servirá de soporte para que a los 30 días comience la regeneración natural del hueso.

El trabajo le tomó casi cuatro años y medio, tiempo en el que siempre tuvo el foco puesto en la gente.

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¿Por qué es tan importante el trabajo de Natalia para la ciencia en el país?

“El estudio de los materiales es estratégico en todas las áreas de la industria, de la tecnología, de la salud. Esta investigación hace parte de un conjunto de investigaciones del área de biomateriales que le aportan al país en cuanto a que avanzan en esa perspectiva”, responde la doctora Claudia García, directora del grupo de investigación Cerámicos y Vítreos.

Según la UNESCO, el número de investigadores en Colombia va en aumento.