Bajo las aguas transparentes del Caribe colombiano, en los alrededores del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, se extiende uno de los tesoros más valiosos del país: la tercera barrera coralina más grande del mundo, un ecosistema que alberga más de 2.300 especies marinas. Sin embargo, este paraíso subacuático enfrenta amenazas sin precedentes, y la carrera por salvarlo es más urgente que nunca.
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"Estamos hablando de un ecosistema único, no solo por su tamaño, sino por la diversidad que alberga", asegura Bruce Hoyos, biólogo de la Fundación BlueIndigo, una organización que desde hace una década trabaja en la protección de los arrecifes coralinos en la región. "Los corales no son solo organismos bellos, son el sostén de la vida marina en esta parte del Caribe".
¿Cuánto mide la barrera coralina en San Andrés?
La barrera coralina del Caribe colombiano, que se extiende por más de 180 mil kilómetros cuadrados, ha sido reconocida por su biodiversidad. Según un informe reciente de la autoridad ambiental Coralina, "en el área de San Andrés y Providencia se concentran algunas de las mayores coberturas coralinas del país, con un porcentaje que supera el 70% en algunos puntos, lo cual es excepcional". Sin embargo, ese mismo informe advierte sobre la rápida degradación que los arrecifes han sufrido en los últimos años.
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El fenómeno del blanqueamiento coralino ha sido uno de los principales destructores de los arrecifes en todo el mundo, y Colombia no ha sido la excepción. "El blanqueamiento coralino es como si el arrecife estuviera enfermo y su síntoma principal es la pérdida de color", explica Nacor Bolaños, coordinador de áreas protegidas de Coralina. "Los corales son animales que dependen de unas algas simbióticas llamadas zooxantelas, que les proporcionan energía a través de la fotosíntesis. Cuando el coral se estresa por el aumento de la temperatura del agua, expulsa a estas algas, lo que provoca que pierda su color y, en última instancia, muera si el estrés persiste".
"No había vida, solo esqueleto"
En 2021, Colombia experimentó uno de los eventos de blanqueamiento más severos de su historia reciente. Bruce Hoyos recuerda la magnitud del daño: "Vimos grandes extensiones de la barrera completamente blancas. No había vida, solo esqueleto. Fue devastador. Y lo peor es que no fue solo en Colombia, fue a nivel mundial".
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A este problema se suma una amenaza emergente que está causando estragos en el Caribe: la enfermedad de pérdida de tejido de coral.
¿Qué es la enfermedad de pérdida de tejido de coral?
"Es una enfermedad relativamente nueva que empezó a afectar a los corales en esta región hace apenas unos años. Lo que hace es literalmente comerse el tejido vivo del coral, dejándolo como un cascarón vacío", describe Elvira Alvarado, bióloga marina con más de 20 años de experiencia en el estudio de los corales del Caribe. "Los científicos aún no tienen claro cómo se transmite, pero lo que sabemos es que se propaga rápido y puede destruir una colonia entera en cuestión de semanas".
A pesar de las sombrías perspectivas, no todo está perdido. Diversas organizaciones están trabajando incansablemente para restaurar y proteger lo que queda de los arrecifes coralinos en Colombia. Una de las técnicas más prometedoras es la reproducción asistida de corales en laboratorio.
"Recolectamos los fragmentos de coral que se desprenden naturalmente durante tormentas o por la acción de las olas, y los llevamos a nuestras instalaciones para hacer un proceso de microfragmentación", explica Bruce Hoyos. "El objetivo es cultivar estos fragmentos en condiciones controladas hasta que sean lo suficientemente grandes como para volver a ser trasplantados al arrecife".
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El proceso es meticuloso y requiere tiempo y paciencia. "En un año, podemos lograr que un fragmento de coral crezca entre 3 y 5 veces su tamaño original, pero el trabajo real comienza cuando los trasplantamos. Ahí es cuando tienen que enfrentarse nuevamente a las condiciones naturales y a las amenazas que hemos estado describiendo", agrega Hoyos.
Además de la microfragmentación, BlueIndigo también está experimentando con técnicas de fecundación in vitro de corales, aprovechando los eventos de desove masivo que ocurren una vez al año en los arrecifes del Caribe.
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"El desove de corales es uno de los eventos más espectaculares de la naturaleza", comenta Hoyos. "Durante unas pocas noches, todos los corales de una misma especie liberan millones de gametos al agua, sincronizadamente. Nosotros recolectamos esos gametos y los llevamos al laboratorio para fecundarlos y luego cultivar las larvas que se desarrollen".
A pesar de estos esfuerzos, la situación sigue siendo crítica. Los arrecifes de coral, que cubren menos del 1% del lecho marino, son responsables de albergar aproximadamente el 25% de toda la vida marina del planeta. La pérdida de estos ecosistemas no solo significaría una catástrofe ecológica, sino también económica y social.
¿Para qué sirven los arrecifes de coral?
“Los arrecifes de coral actúan como barreras naturales contra la erosión y las tormentas. Si desaparecen, muchas de las islas del Caribe estarán en grave peligro", advierte Elvira Alvarado. "Además, miles de personas dependen directamente de los corales para su sustento, ya sea a través del turismo, la pesca o incluso la investigación científica".
Sin embargo, salvar los corales no es una tarea que pueda llevarse a cabo únicamente desde la ciencia. Según Nacor Bolaños, "necesitamos que la sociedad en su conjunto se involucre. Es crucial reducir nuestras emisiones de carbono para frenar el cambio climático, que es la principal causa del blanqueamiento coralino. Pero también tenemos que educar a la población sobre la importancia de no contaminar los océanos, de no tocar los corales cuando hacemos buceo y de apoyar iniciativas de conservación".
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En este sentido, la comunidad internacional ha comenzado a prestar más atención a la crisis coralina. Durante la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, celebrada en Lisboa, se discutió la creación de un fondo global para la restauración de arrecifes coralinos, una medida que, de implementarse, podría proporcionar los recursos necesarios para intensificar los esfuerzos de conservación.
"Aún hay esperanza" para salvar los arrecifes de coral
"Nos estamos quedando sin tiempo", concluye Hoyos. "Cada año que pasa, perdemos más y más corales. Pero aún hay esperanza. Si actuamos ahora, podemos darle una oportunidad a los arrecifes de recuperarse y, con ellos, a toda la vida marina que depende de ellos".
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