La junta directiva del Banco de la República decidió por mayoría incrementar la tasa de interés en 25 puntos porcentuales. Ahora estará en 13,25%. Aseguran que las expectativas de inflación continúan por encima de la meta del 3%.
De acuerdo con el Banco de la República, “cuatro directores votaron por este aumento, dos lo hicieron por mantenerla inalterada y un director votó por un incremento de 50 pb (puntos básicos)”.
Para esta decisión tuvieron en cuenta que “la actividad económica continúa desacelerándose, pero a un ritmo inferior al previsto. El indicador de seguimiento a la economía (ISE) registró una variación anual de 5,8% en enero y de 3,1% en febrero. El pronóstico de crecimiento del PIB para 2023 aumentó al 1%”.
Aun así “las expectativas de inflación continúan por encima de la meta”.
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Explica el Banco de la República que “las expectativas a 12 meses reportadas en la Encuesta Mensual de Expectativas disminuyeron de 7,2% a 7,0%, y para fines de 2024 se mantuvieron en 5,0% en la mediana de la muestra”.
“En los Estados Unidos y en la Unión Europea los bancos centrales volvieron a incrementar sus tasas de interés de política para enfrentar los altos niveles de inflación. Los riesgos sobre la estabilidad del sistema financiero continúan siendo importantes para la economía global”, agrega la información.
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¿Cómo debe usar las tarjetas de crédito teniendo en cuenta la tasa de interés?
Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública y Derecho Tributario, dice que si “suben tasas de interés inmediatamente sube la tasa de usura. Esto baja el consumo, ¿por qué? Porque aumenta los costos del crédito”.
Es decir que si usted usa la tarjeta de crédito y difiere el pago a más de una cuota podría terminar cancelando casi el doble de lo que invirtió en un producto o en un servicio. Por eso la recomendación es cuidar el bolsillo y pensar muy bien en las compras que quiere realizar y el tiempo para diferirlas.
Antes de pandemia, las tasas de interés se ubicaban en 4,25%, pero cuando llegaron los tiempos difíciles por el COVID-19, estas bajaron a cifras históricas para que así las personas tuvieran la capacidad de gastar más.
No obstante, ante una inflación sin freno, los economistas se vieron obligados a subir y subir las tasas de interés para así contener el gasto y la deuda, sostiene Amorocho.