El crédito que el presidente Gustavo Petro propone refinanciar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue entregado a Colombia en los momentos más duros de la pandemia por el COVID-19, con el fin de atender las crisis económicas y sanitarias generadas por los confinamientos.
Fueron más de 5.400 millones de dólares que el actual Gobierno nacional ya ha empezado a pagar, pero el presidente Petro advierte que se necesita más tiempo.
José Antonio Ocampo, quien fue ministro de Hacienda durante los primeros meses del gobierno Petro, advierte que, al renegociar este crédito flexible que hoy no le pone condiciones a Colombia, es muy posible que el FMI empiece a intervenir y a dictar más sobre la política macroeconómica del país.
Expertos como Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, coinciden en que es un mensaje de indisciplina fiscal, pues “puede generar incertidumbre, dudas sobre la capacidad que tiene el Gobierno nacional para honrar sus compromisos con los acreedores a nivel local e internacional”.
Por su parte, el economista Jorge Iván Cárdenas dijo que “lo que muestra el presidente sin lugar a duda es hoy un deterioro de las finanzas públicas, una ansiedad por el gasto y una desmesura por la inversión sin tener una focalización realmente efectiva”.
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¿Cuáles son las implicaciones de renegociar la deuda que se tiene con el FMI?
El ministro de Hacienda del gobierno de Iván Duque, José Manuel Restrepo, señaló que el reconocimiento del buen manejo macroeconómico que tiene el país está en riesgo.
Restrepo recalcó que “lo que sí hay que hacer es un esfuerzo muy importante de ser más austero en gasto público, es que entre los años 2022 y 2024 se han aumentado los gastos primarios en 100 billones de pesos. Si nosotros fuéramos más prudentes con el gasto, tendríamos de sobra para poder cumplir la obligación a corto plazo y, si necesitamos un endeudamiento de más largo plazo, simplemente acudir a bonos globales, que es relativamente fácil para un país como este”.
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Los expertos coinciden en que renegociar es una mala idea debido a que el país tiene capacidad de pago y que en estos momentos se debe acelerar la ejecución presupuestal, ya que la del año 2023 fue definida como “la peor en los últimos 10 años” y en el manejo de la deuda puede hacer operaciones de refinanciamiento.