El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, explicó los alcances del decreto que alista el Gobierno nacional para darle al presidente la última palabra sobre los giros y reprogramación de vigencias futuras para obras civiles. La idea es que los proyectos que no avancen no reciban giros.
"Hemos encontrado que los contratos que se han hecho en muchas vigencias futuras y otros dicen que el Estado está comprometido a entregar los recursos y, si no los entrega, es demandado, pero la pregunta que se hace y es ¿y dónde está la obra?", señala Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda.
Así la situación, para que a un proyecto le giren el dinero de las vigencias futuras deberá existir un aval no solo de Planeación Nacional, sino también del presidente de la República. Algunos expertos creen que se trata de una decisión peligrosa.
"Es extraño e inquietante que la facultad para autorizar estas reprogramaciones de las vigencias futuras pase ahora al presidente de la República, que no es un cuerpo técnico, que no es ordenador de gasto en la organización presupuestal y que puede tomar ese tipo de decisiones de manera sesgada por razones políticas", señala Juan Camilo Restrepo, exministro de Hacienda.
Para otros, esa facultad presidencial de aprobar o reprogramar las vigencias futuras afectaría la generación de empleo y la seguridad jurídica.
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"Si las vigencias futuras quedan dependiendo básicamente de la voluntad de un presidente, sea quien sea, pues entonces los proyectos estratégicos van a terminar quedando como grandes elefantes blancos”, dice Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín.
Sin embargo, el ministro Bonilla habla con un ejemplo sobre una de las obras que, pese a los giros recibidos, aún sigue atrasada: “Mulaló - Loboguerrero tiene 1,8 billones encerrados en una fiducia y este año tenemos que desembolsar 450.000 millones. La pregunta es ¿tiene sentido que desembolsemos 450.000 millones de pesos para una obra que no existe?".
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El borrador de decreto tiene hasta 15 días hábiles para comentarios.