Como una pandemia costosa fue considerada la llegada del COVID-19 a Colombia, teniendo en cuenta los estragos causados en la economía durante estos seis meses.
“El proceso de ajuste tiene unos costos enormes. Medido en términos del PIB (Producto Interno Bruto), eso da más de 330 billones de pesos; medido en términos de salarios sacrificados, esto da cerca de 180 billones de pesos, o cosas similares y eso es dramático”, dijo el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
Recalcó que, para recuperar todos estos recursos, se necesitan reformas a mediano plazo como la tributaria, la pensional y laboral, debido a que la principal preocupación del Gobierno y de expertos es la destrucción de empleo formal.
“¿Cómo hacemos para que sea aceptado socialmente, políticamente una reforma laboral que, sin perjudicar los derechos adquiridos de las personas, ayuden a entender, ayuden a facilitar esa migración hacia la formalidad?”, se preguntó Carrasquilla.
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El contralor General, Felipe Córdoba, aseguró que los recursos presupuestales para atender la emergencia han sido de 2,8 billones de pesos y que la deuda publica adicional superará los 10 puntos del PIB.
Para Fedesarrollo, la reorientación del gasto debe estar enfocada en la recuperación del empleo.
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“Nosotros, a raíz de este choque, del aumento del desempleo, estimamos que la tasa de pobreza estaría en un mínimo de 34 por ciento, que podría llegar al 38 por ciento. Estamos hablando de 3 millones de colombianos que entrarían a engrosar esa fila personas que se consideran pobres”, manifestó Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
En general, para todos, es necesario que la reactivación económica sea constante, y que los recursos a nivel nacional se enfoquen en robustecer el aparato productivo.