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Justo y Bueno tiene deudas por $1,4 billones y no hay dinero: “Nos quedaron unas sillas”

El liquidador explicó que decisiones administrativas absurdas, sobrecostos y salarios de hasta $40 millones llevaron a pérdidas inmanejables. Ni siquiera se puede acceder a la contabilidad.

Justo y Bueno tiene deudas por $1,4 billones y no hay dinero: “Nos quedaron unas sillas”

Darío Laguado Monsalve, agente liquidador de los supermercados Justo y Bueno , explicó en Noticias Caracol el drama por el que pasan para los acreedores.

“La situación de la mercancía es melancólica, es dramática. Tenemos un descalce de aproximadamente un billón 400 mil millones de pesos. Los activos para atender las obligaciones son los residuos de la mercancía que quedaba en estantes, la marca y algunos equipos”, explica Laguado.

“¿Que quedó para liquidar? Activos cuyo valor no pasa de diez mil millones. Mercancía vencida y con empaques en mal estado y equipos como neveras, góndolas, cajas registradoras, que son valiosas, pero de difícil comercialización y la marca, que se estima en 80 mil millones, pero no he recibido ofertas que ni siquiera se acerquen. Y a medida que pasa el tiempo se va perdiendo el valor porque se hace menos atractiva”, dice el abogado.

“Nos quedan unas sillas y unos recuerdos muy tristes”, complementa.

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Sobre las causas de esta enorme quiebra explicó: “Nos hemos ido acostumbrando a las quiebras gigantescas y cuando nos preguntamos qué pasó descubrimos que los recursos se van evaporando a través de decisiones administrativas absurdas, de sobrecostos, de prácticas de administración ingenuas, como si fueran aprendices. La mercadería creció de una manera irracional y eso generó unas pérdidas inmanejables”.

Y añadió que es cierto que existían salarios de 40 millones. “Justo y Bueno tenía una estructura salarial muy complicada, en el primer nivel de la administración estaban vinculadas personas con salarios y beneficios infrecuentes en este sector”, agregó.

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La compañía también tomó locales sin razonar demasiado el valor justo y comercial: “Y con tal de hacerse a ellos se pagaron arriendos altísimos; tenía arrendamientos de bodegas de 400 millones al mes. Pero arriendos que no se pagaron”.

Laguado Monsalve explicó que se ha hecho un esfuerzo para devolver estos locales a sus dueños. “Al día de hoy hemos devuelto 1.004 locales y nos quedan por devolver entre 50 y 55 locales, ese proceso estará concluido esta semana o al cierre del mes de septiembre por tarde”.

También explicó que ni siquiera se ha podido acceder a la contabilidad de Justo y Bueno. “Sí existe esa contabilidad pero, como estaba montada en plataformas virtuales, el hecho de no pagar las expensas que causa ese servicio dejó a la liquidación sin acceso a su propia contabilidad. El proveedor bajó los aplicativos y la contabilidad quedó encriptada”.

Indicó también que si bien la ley otorga las herramientas para que los trabajadores se asocien y puedan convertirse los dueños, “en el sistema laboral no existe la cultura de unirse para ser propietarios. Las herramientas existen, pero son muchas fuerzas que deben unirse y no estamos preparados para eso”.

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“La desesperanza y la decepción son dominantes, el daño es colosal”, puntualiza.

Finalmente Darío Laguado Monsalve recordó que la fecha límite para hacer las reclamaciones es el 21 de septiembre. Por eso quienes tengan cuentas por cobrar deben hacerse parte del proceso.

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“Este proceso está muy débil, hay 900 reclamaciones y esperábamos más de 10.000”, puntualizó el agente liquidador de Justo y Bueno.

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