Para Camilo Herrera, fundador de la compañía Raddar, hay dos efectos principales en los impuestos a los alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas que la reforma tributaria pretende implementar. Uno es al gasto de los hogares y otro es a la inflación.
“Sin importar si los hogares gastan más o gastan menos por el objetivo de la medida, sí tendríamos un aumento continuo de la inflación cercano a 2 o 3 puntos el próximo año. Es decir, sin importar si la medida tiene el efecto que se quiere, y es que la gente deje de consumir, la inflación sí va a subir y les va a pegar a los hogares por diferentes caminos, como la tasa de interés o los precios de otras categorías de gasto”, reflexiona.
La medida le pega muchísimo más duro a los hogares de ingresos bajos que a los hogares de ingresos altos, puntualiza.