Desde antes de posesionarse, y más aun desde agosto pasado, el gobierno del presidente Gustavo Petro veníaa hablando no solo de prohibir el fracking sino de limitar la actividad de exploración de petróleo y gas.
Inclusive ya había existido varias polémicas por los anuncios de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, en los que también intervino el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, quien dijo que eso era apenas una posibilidad y que no se iba a impactar de ninguna manera la seguridad energética del país.
Pero lo que se anunció en Davos es que ya no es una posibilidad. La ministra usó el término decisión, lo que indica que ya es un hecho que para el gobierno no tendría reversa el no conceder más contratos de exploración de petróleo y gas.
La industria del petróleo, la más importante de Colombia sin lugar a dudas, es la que está hoy en vilo, según el anuncio notificado de forma muy clara por la ministra de Minas, Irene Vélez, y corroborado por el mismo presidente Gustavo Petro.
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Esto fue lo que dijo la ministra en Davos, Suiza, y que desató una nueva controversia:
Decidimos también que no vamos a conceder nuevos contratos de exploración de petróleo y gas. Eso ha sido por supuesto muy polémico a nivel nacional, pero para nosotros es una señal clara de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático.
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De cumplirse a cabalidad los anuncios de la ministra Irene Vélez y del presidente Gustavo Petro sobre restringir la industria energética a solo los contratos actuales, se afectaría, en primer lugar, a la misma Ecopetrol, una compañía de la cual el Gobierno es el socio mayoritario, y que, de paso, es la principal empresa del país y una de las más grandes de América Latina en esta industria.
Ecopetrol tiene la mayor parte de los contratos petroleros vigentes en el país y es responsable de la mayor cuota de producción y de exportaciones de petróleo de Colombia.
Sobre este tema el presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, también estuvo presente en Davos, Suiza, y allí se pronunció.
Protegiendo el negocio existente, la población continuaría creciendo, por lo que se va a seguir necesitando combustibles tradicionales como: gasolina, diésel, jet, petroquímicos y gas natural de buena calidad. Hemos avanzado bastante en nuestro programa de renovables en términos de tener mas capacidad y entender que Ecopetrol puede ser el 10 % del presupuesto del país. El país sigue necesitando los impuestos y regalías, al mismo tiempo que puede seguir liderando la transición, no solo en Colombia sino en la región.
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Pero la industria petrolera en el país no solo beneficia a las compañías, incluyendo a Ecopetrol, sino que a la nación, directamente, le aporta grandes cantidades de recursos.
Solo en impuestos, esta industria aporta a Colombia 7,5 billones de pesos y se espera que para el 2023 aporte 9 billones de pesos.
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Es bueno reiterar una cosa que el mismo presidente Gustavo Petro aclaró: no es que se vaya a frenar de tajo toda la industria petrolera, sino que solo seguirían los actuales contratos suscritos, que son aproximadamente 120 y además están trabajando en reactivar otros 32, que estaban firmados y adjudicados, pero se suspendieron por temas de orden público o reclamos de las comunidades locales.
¿Y las reservas para el país si no hay más contratos de exploración de petróleo y gas?
“La labor que hemos hecho en las reservas actuales de Colombia ya alcanzan para el consumo interno en un periodo entre 2037 y 2042. Los que dicen que la transición debe ser más larga están en contra de la ciencia”, afirmó el presidente en Davos.
De lo que dice el presidente Gustavo Petro surge una duda muy grande, porque él acaba de recalcar que las reservas alcanzan hasta el año 2040. Las cifras oficiales del gobierno indican algo muy diferente. Las reservas de petróleo son de 2.039 millones de barriles, que son reservas de 7,6 años para el país.
De gas, el país tiene reservas de 3.164 gigapies cúbicos, lo que le da a Colombia un alcance de 8 años.
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Otro de los temas claves en la polémica es el ambiental. De hecho, es la motivación que tiene el gobierno de Gustavo Petro para limitar la industria petrolera. Según la Casa de Nariño, con esta restricción a los contratos de exploración de petróleo y gas estaríamos ayudando a salvar el planeta.
Sin embargo, los informes dice que Colombia aporta solamente el 0,58% de las emisiones de CO2 del total mundial y la industria petrolera el 30%.
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Como explica el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez, de esas emisiones solo el 0,15% corresponden a combustibles fósiles y el resto a la ganadería, cultivos agrícolas y deforestación.
“No tiene ningún efecto en las emisiones globales de efecto invernadero en el total mundial”, dice Rodríguez.
Hay otro aspecto que surge en esta polémica y es quizás el de más importancia para los expertos: el impacto económico para el país.
“Nadie está en desacuerdo con la transición energética, pero desafortunadamente en el corto plazo es imposible sustituir los ingresos de las exportaciones que provienen del sector minero-energético. Casi la mitad de los dólares provienen de ese sector”, afirma Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
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Finalmente, es importante comparar qué tanto pesa hoy en día el sector petrolero versus el sector turístico en Colombia.
La gran preocupación de los entendidos en este tema es cuánto tiempo tomaría al sector turístico para sustituir a la industria petrolera, no solo en importancia sino como fuente generadora de ingresos y de riqueza.
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Además, muchos se preguntan si semejante decisión tan importante para el país no debió ser sometida a un amplio debate nacional que permitiera generar consensos.