
Muchos hogares culpan al televisor o a la nevera del aumento en la factura de la luz , pero pocos saben que hay un aparato mucho más silencioso y costoso que dispara el consumo mes tras mes. Algunas de las recomendaciones generales de Enel Colombia, que pueden marcar la diferencia en la factura mensual, incluyen desconectar los aparatos cuando no están en uso y realizar un mantenimiento frecuente de los electrodomésticos más usados en el hogar.
Y es que, muchos de estos aparatos siguen consumiendo energía aun estando apagados, lo que se conoce como consumo fantasma
. Este gasto invisible puede representar hasta un 8% del total mensual. Es por eso que, un aparato limpio y en buen estado funciona de forma más eficiente y tiene una vida útil más prolongada. Además, cambiar los bombillos tradicionales por bombillas LED también impacta positivamente: consumen menos energía y duran mucho más tiempo.
El electrodoméstico que gasta más energía que 8 neveras encendidas
Se trata del calentador de ambientes, ese electrodoméstico que usamos casi sin notar su efecto en el recibo, pero que representa un gasto energético abrumador, según un artículo publicado por Renewable Energy World. De hecho, mantenerlo encendido equivale a tener ocho neveras funcionando al mismo tiempo, según la gráfica compartida por la entidad. En los hogares donde el calentador se conecta a los sistemas de calefacción de ambiente, el gasto se dispara aún más, especialmente en temporadas frías o en climas templados. Es en estos momentos cuando se convierte en el mayor enemigo de la eficiencia energética.

Según datos del reporte anual de la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), este electrodoméstico representa el 31,3 % del consumo energético residencial total en viviendas unifamiliares. Ningún otro aparato se le acerca. Si lo comparamos con el consumo promedio de un refrigerador moderno, que es del 4%, hay una gran diferencia. Basta con dividir el consumo del calentador entre el del refrigerador para obtener una equivalencia: usar el calentador equivale a tener alrededor de 7,83 neveras encendidas a la vez, que redondeando la cifra equivale a 8 neveras encendidas.
¿Por qué gasta tanta energía el calentador?
Uno de los aspectos más engañosos del calentador es que no lo notamos. A diferencia de otros aparatos como el televisor o la lavadora, no emite ruidos constantes, no tiene pantallas encendidas ni se ve en uso. Por eso, muchos propietarios no se imaginan que ese "silencio" puede estar costándoles cientos de pesos extra en su factura mensual. Además, cuando el sistema de calefacción está conectado a un mal aislamiento en techos, paredes o ventanas, el trabajo del calentador se vuelve aún más exigente. El calor se escapa fácilmente y el aparato se ve obligado a trabajar más para mantener el confort térmico.
"En lo que respecta al consumo energético residencial, las personas buscan constantemente maneras de reducir sus facturas mensuales, así como el consumo y el desperdicio de energía. Los calentadores son, con diferencia, los principales consumidores de energía en los hogares, ya que representan el 31,3 % del consumo energético total. Por lo tanto, es aquí donde se debe centrar la mayor atención en la reducción de energía", se lee en la publicación.

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¿Cómo evitar que el calentador consuma tanta energía?
Hay varias formas de mitigar este consumo excesivo sin tener que renunciar al confort térmico. Algunas de las más efectivas son:
- Auditoría energética del hogar: Antes de invertir en nuevos aparatos, es clave saber dónde y cómo se está perdiendo energía. Las auditorías energéticas permiten identificar fugas térmicas, problemas de aislamiento y hábitos de consumo ineficientes.
- Mejorar el aislamiento térmico: Sellar grietas, instalar burletes en puertas y ventanas, reforzar el aislamiento en techos y muros puede disminuir notablemente la carga sobre el calentador.
- Instalar un calentador solar: Aunque su inversión inicial es más alta, a largo plazo el calentador solar es la opción más sostenible y económica.
- Adoptar hábitos de consumo responsables como apagar el calentador cuando no se usa y programar horarios de uso. Estas son estrategias sencillas que, al final del mes, se reflejan en la factura.
¿Y qué pasa con el resto de los electrodomésticos?
Aunque el calentador se lleva la corona del mayor consumidor, no es el único al que hay que prestarle atención. Así se reparten los otros grandes consumidores de energía en casa:
- Calentadores de agua: 13,6%
- Aire acondicionado y refrigeración del hogar: 10,7%
- Nevera: 4%
- Secadora de ropa: 3,2%
- Iluminación: 2,8%
- Equipos de entretenimiento (TV, consolas, parlantes): 2,8%
- Electrodomésticos de cocina: 1,3%
- Computadoras y periféricos: 1,1%
- Ventiladores de horno y bombas de circulación: 1,1%
Además, un grupo de dispositivos agrupados como "otros usos", como spas, bombas de piscina, motores, parrillas eléctricas, lámparas de gas y generadores, consume de manera conjunta un 26,2% adicional de la energía total del hogar. Aunque individualmente no sobresalen, sumados tienen un peso importante.

Otros electrodomésticos con alto consumo de energía
La plancha es otro electrodoméstico con alto consumo, ya que requiere calor constante y elevado. Usarla innecesariamente o a temperaturas muy altas puede elevar la factura de energía de forma considerable. Entre los consejos que entregan las empresas distribuidoras de energía está utilizar solo el nivel de calor necesario para cada prenda, no dejarla encendida cuando no se está usando y mantener limpia su base para que el calor se distribuya de manera uniforme.
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El horno eléctrico también figura entre los equipos que más energía demandan, especialmente cuando se emplea a altas temperaturas o por periodos prolongados. Para un uso más racional, es recomendable optar por el microondas cuando se trata únicamente de calentar alimentos, ya que este aparato consume hasta un 50% menos electricidad. También se aconseja evitar el precalentamiento innecesario, ya que no todas las recetas requieren que el horno esté caliente antes de introducir los alimentos.
Aunque menos evidente, la licuadora también puede incidir en el consumo energético si se utiliza por demasiado tiempo o a velocidades bajas. Un truco útil es emplear la velocidad más alta desde el inicio, ya que esto reduce el tiempo de uso y, por tanto, el consumo. Es por eso que es importante que, al momento de adquirir un nuevo electrodoméstico, revisar su etiqueta de eficiencia energética. Esta clasificación, que va desde la letra A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente), proporciona una guía clara sobre el consumo que tendrá el aparato. Además, estas etiquetas incluyen información relevante sobre el nivel de ruido, la capacidad y el rendimiento general del dispositivo.
¿Cómo reducir el consumo de energía en casa?
Reducir el gasto energético en el hogar no depende únicamente de comprar electrodomésticos con tecnología de bajo consumo. Existen hábitos sencillos que pueden marcar una gran diferencia en la factura de la luz, de acuerdo con lo compartido por Enel Colombia.
- Una de las recomendaciones más efectivas es desconectar los equipos eléctricos cuando no están en uso. Muchos dispositivos siguen consumiendo energía aunque estén apagados, algo conocido como "consumo fantasma" o "vampiro". Esta energía invisible puede llegar a representar cerca del 8% del total del consumo eléctrico mensual.
- Otro aspecto importante es el mantenimiento. Asegurarse de que los electrodomésticos se encuentren en buen estado y realizarles revisiones periódicas permite que operen con mayor eficiencia, alargando además su tiempo de vida útil.
- También se aconseja cambiar los focos tradicionales por bombillas LED. Estas no solo duran mucho más tiempo, sino que además utilizan hasta un 85% menos de electricidad, lo que se traduce en ahorro significativo y menos impacto ambiental.

¿Cómo funcionan las etiquetas de ahorro?
Cuando se trata de comprar nuevos electrodomésticos, la etiqueta de eficiencia energética es una herramienta clave para tomar decisiones responsables. Esta etiqueta clasifica los aparatos según su nivel de consumo, utilizando una escala que va desde la letra A (la más eficiente) hasta la G (la menos eficiente). Además del consumo energético, estas etiquetas también proporcionan detalles adicionales como la capacidad del equipo, el nivel de ruido que genera y otras características relevantes. Gracias a esta información, los consumidores pueden elegir productos que sean funcionales y amigables con el medio ambiente.